"No soy capaz de liderar con mis pensamientos, pero sé que te quedarás conmigo hasta el final"
Jake es un chico australiano que tiene trastorno de ansiedad y depresión por causa de su hermana...
Pero un día ella llega a su casa con una noticia.
"Es...
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—Mami, no quiero ir —me queje.
—Sunghoon, mi bebe tenemos que hacer donaciones y no tenemos con quien dejarte, así que tendrás que venir con nosotros —Dijo mi mamá.
—¿Jihyo Noona está bien en casa? — pregunté.
—Ella está preparando tus regalos para tu cumpleaños número nueve, así que vamos a ver a los niños que están en el patio — Mi madre tomo mi mano y me jalo. —Ahora vuelvo, quédate aquí —señaló una banca y se fue dejándome solo.
—¿Qué se supone que haga con esos niños? —pregunte y escuche a alguien llorar.
Un niño castaño estaba sentado en una esquina de patio, desde donde estaba escuchaba sus lamentos y llanto.
Lentamente me acerqué y me senté a su lado, mi objetivo era que se callara para que pudiera estar en silencio.
— Niño por favor vete — me dio la espalda.
—Mi nombre no es niño es Sunghoon Park— dije algo molesto.
—Bueno Sunghoon ¿puedes irte? Quiero estar solo —No podía ver bien su cara.
—¿Cómo te llamas?— pregunte.
—Me llamo Jae Yoon —Giro lentamente hacia mí.
—¡¿Eres coreano?!— lindo nombre.
—No, bueno creo que no, mi papá es coreano y mi mamá australiana —Comenzó a llorar otra vez.
—¿Por qué lloras? —me acerque más a él.
—No me quieren dejar ir a ver a mis papás, me dijeron que ya no tenía padres —Lloro con más fuerza.
—Eso debe ser un malentendido, tus papás vendrán a buscarte ¿Qué te parece si jugamos en los columpios?— sonreí.
Quería que aquel niño se sintiera feliz, no me gustaba verlo llorar, tenía unos ojos muy bonitos como para malograrlos con lágrimas.
Jugamos todo el día, yo solo era un año mayor que él, nos entendíamos completamente y me gustaba tenerlo como amigo, aún que solo fuera un día.
—¿Ya te tienes que ir? —Pregunto algo triste.
—Mañana regresaré a Corea con mis papás, prometo regresar el próximo año y buscarte —me despedí con la mano, sin saber que cuando regresara, él ya no estaría en aquel orfanato, pero el destino quería que te encontrara una vez más en el lugar menos esperado.
— Así que eras tú... Jake — miré el techo de mi cuarto. Estaba echado en mi cama, pensando y recordando, el niño de mis sueños eras tú.
[...]
—¿¡Donde están las pastillas para dormir!? —Busco Jake entre sus cajones y un pensamiento paso por su cabeza...
