Capítulo 7. Encerrados

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Volví a sostener la navaja con mi mano derecha para poder tener más control sobre ella. En esos momentos no podía pensar en otra cosa que no fuera cuánto iba a tardar en echar la puerta abajo y matarnos a todos
Entonces recordé que nos habían dicho que nos sacarían de la cabaña

-Penny, pregúntales si hay alguna novedad-Los arañazos en la puerta cada vez eran más fuertes y desagradables. Comenzó a darme lentera de pensar en la fuerza con la que estaŕia limandose las uñas contra la vieja puerta de madera para hacer esos sonidos. Cuando de repente cesaron. Estos, se sustituyeron por pequeños golpecitos contra la puerta. Como si llamara para pedir permiso para entrar

-Alex y Penny. Vamos a distraerle, a nuestra señal salís cagando leches de ahí, ¿entendido?-Dijo Frank

-Entendido-Dijo ella-Estaremos listos-

Aflojé un poco el puñal al oír esas palabras. Entonces, unos gritos se escucharon a fuera de la cabaña

-¡E!-Parecía la voz de Martha-¿No sabes ir a por los demás sin acorralarlos?¡A ver si vienes a por nosotros!-Por un momento pensé que estábamos salvados. Pero no hubo movimiento en la parte del porche de la caseta, por lo que supuse que aquel hombre era demasiado inteligente para picar en un truco tan barato, además, estaba seguro de que podía oir el walkie por las paredes de fuera, ya que la estancia no era... precisamente hermética. No tenía agujeros en la superficie, pero se notaba la humedad que había entrado del exterior en los días de lluvia.

Entonces todas mis esperanzas desaparecieron.

<<Estamos perdidos, en cualquier momento echará la puerta abajo y nos tendrá a los tres>>Pensé. Parker se estaba incorporando y poniéndose de pie.

<<Al menos tenemos a Parker ya con nosotros>>Pensé

-Parker, sujeta la puerta para evitar que la eche abajo-Dije. Entonces me dí cuenta de que Parker estaba demasiado débil aun para aquello. Como a mi me sudaban las manos por coger la navaja, propuse lo siguiente:

-Penny, Parker, cambiemos los roles, coge tu la navaja, yo sujetaré la puerta y Parker nos mantendrá en contacto, que apenas se acaba de despertar-Dije

-De acuerdo-Dijo Ella

-Bien, primero coge la navaja y yo sujetaré la puerta para evitar sorpresas mientras nos cambiamos los puestos, luego, dale el walkie a Parker-Dije.

Parecieron estar de acuerdo así que lo hicimos en el orden que acordamos, rápidamente, Penny cogió la navaja de mi mano, yo me coloqué inclinado en dirección a la puerta y apoyado con los 2 brazos, y Parker cogió el walkie del bolsillo de Penny. Entonces, cuando todo parecía estar en calma. Vino el desastre.

Los arañazos se convirtieron en puñetazos contra la puerta, y empujones por parte del hombre de negro.
Cada vez que embestía la puerta, los brazos me dolían más y más por el esfuerzo. Entonces, escuché unos gritos que provenían de fuera.

-¿Que ocurre ahí fuera?-Dijo Parker con tono estresado

-Vamos a sacaros de ahí. ¡Por las buenas o por las malas!-Dijo Jessie

Entonces Parker miró por una de las rendijas que había en la madera.

-Van a por él-Dijo

-¿¡Que, que?!-Dijimos Penny y yo

Nos asomamos rápidamente por la ventana, y fue entonces cuando se confirmaron mis temores. Efectivamente, Martha, Frank y Jessie corrían con sartenes y "cosas varias" (las cuales en ese momento ni siquiera me planteé de donde habían salido) en dirección al hombre de negro.

Y como no, para colmar el vaso, la puerta de la cabaña se desplomó y una sombra negra entró en la cabaña.
Me sorprendió la agilidad de Penny. Parecía aterrorizada, pero igualmente agarró fuerte el puñal de la navaja y apuntó hacia aquel hombre poniéndose delante de nosotros.

El hombre se paró

Justo entonces, aparecieron nuestros amigos en el umbral de la puerta, sujetando fuertemente todo lo que habían encontrado que pudiera valer como arma. El hombre miró hacia atrás, como examinando la habitación y las posibilidades que tenía de salir. El corazón me iba a 1000 por hora. Podía notar la tensión en los ojos de Penny. Como si dijera:

<<Soy la única que va armada, que salgamos de aquí o no depende de mí>>

Entonces, mientras el hombre examinaba la habitación sin ningún miedo aparente a lo que le pudiera pasar. Cometí la mayor estupidez de mi vida. Corrí hacia él y lo embestí con el hombro. Justo antes de golpearle en la barriga, desenvainó una navaja de lo más extraña y me la clavó en la nuca.

Me golpeé la cabeza contra la pared de madera de la cabaña y ahí me quedé atónito. No daba crédito a lo que acababa de pasar. Mis amigos me miraron unos instantes mientras iba perdiendo mis fuerzas en forma de sangre por el lado derecho de mi cuello. Entonces, volvieron a mirar al hombre con cara asesina. Vi a Frank hacer unos gestos con las manos, como si hiciera una cuenta atrás.

No me gustó lo que imaginé que pasaría cuando esa cuenta terminara. Viendo lo rápido que había sido conmigo, y teniendo en cuenta que ya tenía desenvainado esa especie de cuchillo tan extraño y largo, pero a la vez curvado, y entonces fue cuando realmente perdí toda esperanza. Aunque consiguieran vencerle, sería un completo baño de sangre y todos acabarían muy parecido a como me encontraba, a solo unos segundos de perder completamente el conocimiento y todas las fuerzas que me quedaban.

Noté como se me cerraban los párpados y era incapaz de abrirlos, como estos se iban juntando cada vez más. Cuando la mano de Frank hizo un gesto de puño, indicando cero. Martha Jessie y Frank entraron por el umbral rápidamente y comenzaron a intentar golpear a aquel hombre. Pensé que estábamos acabados, yo el primero de todos. Justo antes de perder el conocimiento. Pude ver una sonrisa maligna que brotaba por la cara de Penny. Entonces, en medio de aquel panorama, todo se apagó.

El curso del 77Donde viven las historias. Descúbrelo ahora