Egoísta -SouMako-

#10🌊

Como un animal salvaje se había abalanzado sobre el cuerpo y los labios contrarios, besandolo con profundidad y pasión, como sí sus agrietados labios fueran un oasis en medio del desierto al cual no se podía resistir, del cual sí no probaba pronto estaba seguro podría volverse loco, tomándolo de la nuca acarició sus suaves cabellos y hundió su húmeda lengua en la boca contraria, siendo recibido con igual o más ímpetu que el propio, cuando el oxígeno se les hizó ya irremediablemente necesario se separaron, jadeantes y con un hilo de saliva entre ellos.

Sousuke no espero a que se recuperara y tomó al Omega entre sus brazos, dando unos cuantos pasos hasta llegar a la cama del castaño, tirandolo y colocándose sobre él al instante, siendo rápidamente recibido por un fogoso beso y unos brazos que se envolvieron sobre su cuello, ante ello gruño feliz y comenzó a mover sus manos hacia la camisa del Omega, rompiendola sin pensarlo dos veces ya que prefería eso a separarse del de ojos verdes.

Makoto cubrió sus labios sorprendido cuando algo húmedo y caliente envolvió unos de sus pezones y en el otro comenzó un suave y constante tirón.

-Haa~.. Al .. pha ah~ mmph~ ¡AH! -gimio en un grito cuando el azabache succiono con fuerza-

Yamazaki chupó y mordió ambos botones rosas cada tanto, dejándolos por un momento repartió besos por el plano y marcado abdomen del castaño, dejando varias marcas rojizas, los gemidos y jadeos del Omega eran más fuertes y desinhibidos, incentivandolo a ir más lejos, así que sin dejar de jugar con esos pechos que tanto le gustaban, tiró del pantalón del de hebras olivo hasta sacarlos junto a sus bóxers, cuando sintió con sus manos aquella tersa piel guió una de estas hasta aquel goteante paraíso que lo llamaba.

Makoto ahogo un gemido cuando un par de dedos rozaron su entrada, juguetando a que entraban, su cuerpo tembló en anticipación y anhelo.

-¡Al.. pha! Alpha mmhg p-por favor -rogó moviendo sus caderas con intenciones de auto penetrarse-

Los ojos aguamarina del azabache se oscurecieron aún más ante la escena y el gimoteante llamó de su Omega, con un gruñido dos de sus dedos se hundieron en Makoto, quién rasguño la espalda de Sousuke por la sorpresiva intromisión.