CAPÍTULO 3

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Boquita

←♥→

Entro a la cafetería con la respiración agitada, corrí todas las cuadras desde la guardería hasta acá porque hoy se pegaron las cobijas, doña Marta ya ha abierto el local y muero de pena por llegar tarde. Corro al mostrador y le doy una sonrisa de boca cerrada a mi jefa.

─ Lo lamento, me agarro un poco tarde. ─ Le digo envolviendo el mantel blanco alrededor de mi cintura.

─ Tranquila Valentina. Ve a atender la mesa 3 por favor. ─ Asiento cogiendo uno de las libretas y el bolígrafo para ir a tomar el pedido de uno de los clientes.

─ Gracias Doña Marta.

Llegó hasta la mesa y trato de poner mi mejor cara al señor con cabello canoso, tomó su pedido y corro a dejarla a cocina, así comienza mi jornada laboral hasta mi hora de salida.

─ Hasta luego doña Marta. ─ Me despido de ella y de las demás camareras.

Camino despacio por el cansancio que siente mi cuerpo, además que voy con tiempo para ir a recoger a mi hermana. Cuando llegó a la entrada de la guardería la maestra ya está afuera con varios de los niños y cuando mi hermana se da cuenta de mi presencia corre a mis brazos y yo la recibo gustosa envolviéndola contra mi pecho.

─Nani, nani.

─ Hola mi amor. ¿Cómo te fue hoy? ─. Pregunto levantándola del suelo.

─ Bien ¿y tú? ─. Ella envuelve sus pequeñas manitos alrededor de mi cuello.

─ Bien mi princesa. ¡Vamos! ─. Nora se despide de su maestra con la mano y yo doy la vuelta dispuesta a marcharme del lugar, al hacerlo me percato de que ahí ya se encuentra la inconfundible camioneta en la que he sido transportada todos estos días.
Ruedo los ojos y antes de que los hombres se bajen de ella soy yo la que me acerco para ingresar al auto.

─ Señorita Smet. ─ Me saluda el mismo guardaespaldas que me ha traído y llevado al casino todas las veces que he ido. Mi respuesta solo es un leve asentimiento de cabeza, él me abre la puerta y yo ingreso a los asientos traseros.

Recuesto mi cabeza en la ventana con cansancio, mis ojos se cierran y trato de mantenerme despierta poniendo mi atención en los grandes edificios de la ciudad para no caer dormida.

─ Seño...

─ Señorita Valentina.

─ ¡Nani! ─. Parpadeo varias veces. ¡Demonios! Me quede dormida.

─ ¿Qué sucede? ─. Pregunto despertándome del todo.

─ Ya hemos llegado señorita Valentina. ─ Asiento pasando mis manos por mis ojos.

Acomodo a Nora en mis brazos y procedo a salir de auto. Solo unos minutos después ya estamos llegando a la puerta de la oficina de Damián. El hombre que me acompaña toca varias veces la puerta del estudio.

─ Señor Mertens, la señorita Valeria ya se encuentra acá.

─ Adelante. ─ Se escucha la voz gruesa de Damián diciendo. La puerta es abierta dándome la entrada a la oficina.

─ Buenas tardes. ─ Saludo a la morena y a Damián que se encuentran en el despacho.

─ Se pueden retirar Dennis y Marcos. ─ Les dice a sus empleados. ─ Y hazte cargo de la zanahoria. ─ Frunzo el ceño ¿Qué dijo?

La morena se acerca hasta mí y le abre los brazos a mi hermana, la cual parece ya estar acostumbrada a la compañía de la muchacha. Le doy una sonrisa y se la paso.

DEUDAS QUE SALDARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora