Los pocos minutos que nos quedaron antes de que el toque de queda comenzara, los pasamos en la biblioteca terminando el tedioso ensayo de herbología. Como siempre, el mejor fue el de Remus, este incluía detalladamente las características, historia, y los usos del Arbusto Nervioso. Sorprendentemente, el que había quedado más decente después de Remus fue el de James, y me duele decir que el de los otros, incluyendo el mío, fueron un asco.
- Bueno, otro ensayo que voy a reprobar terminado.
- Lo dices como si te diera orgullo Colagusano...
- Lo hace Ame, de hecho, Sirius y yo tenemos una apuesta acerca de esto mismo. – Sacó un pequeño papel de su bolsillo el cual tenia el nombre de Peter a derecha y de Sirius a la izquierda, en la parte de la derecha había siete rayitas y en la izquierda la misma cantidad. Peter agarró la pluma y dibujo una octava rayita a la par de su nombre. – Y con eso mi querido Canuto, voy a la delantera. – Sirius lo vio y gruño.
- Señores y señorita Amellia, ya hay que regresar a la sala común.
- Si, tienes razón Lunático, es mejor irnos ya.
Si no mal recuerdo eran los ocho y cincuenta de la noche a la hora de salir de la biblioteca. Casi todos lo estudiantes se habían ido ya, solo se podía ver un par de ellos yendo a sus respectivas casas. El aire estaba un poco frio y había rastros de neblina. Pude notar que la luna apenas estaba empezando a crecer, lo cual significaba que nos no teníamos que preocupar por la transformación de Remus, por los menos por algunos días.
Estábamos a nada de llegar a las cocinas para entrar a la sala común cuando un figura oscura nos paro.
- Tan solo vean lo que tenemos aquí...
Al oír esta voz, todos nos paralizamos. Jamás pensé que les voces harían tanto impacto. Las miradas de todos nosotros, buscaron al rostro dueño de esta voz. Capa negra, pelo y ojos negros eran los que la acompañaban.
- Nunca pensé que niños cómo ustedes llegaran tan lejos. Nunca pensé que volvería a ver sus caras, tan jóvenes e inocentes, bueno en lo que cabe de la palabra. – La voz sonaba enojada, sonaba triste, y vacía.
- ¿Severus...?
- Es profesor Snape para ustedes.
- ¿Lo dice enserio? – Dijo James con cara de disgusto.
- Muy enserio señor Potter.
- Arg, hasta su voz suena aburrida después de dieciocho años...
- Señor Black, es su primer día, asumo que no le gustaría quitarle puntos a su nueva casa y pasar todas las tardes en detención... ¿o sí?
- No... – Sirius respondió, lo cual solo hizo que Severus lo mirara fijamente. – No Profesor Snape... – Volvió a decir con asco.
- No crean que les hablo por gusto, solo vengo a comunicarles algo de parte del director. Este año, Hogwarts será la sede en donde el famoso Torneo de los Tres Magos. Nuestro querido director quería que les dijera que ninguno de ustedes tiene permitido participar.
