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— Eres tan tonto —mencionó Jeon pasando con delicadeza el algodón con alcohol por el labio de Kim.

El hilo de sangre se había extendido desde su labio superior hasta la barbilla, pero Kook procuró dejarlo bien limpio y como nuevo. El chico de cabellos rubios solo se encontraba con su ya característica mueca de enojo, mientras que Kook le intentaba sanar algunas heridas.

Las cosas habían pasado muy rápido y para cuando Min y Kook pudieron separar a ambos chicos, Taehyung ya estaba gritando blasfemias y el otro pobre se le venía encima a Kim. Por suerte, Min Ji-hu tomó al otro chico por los hombros con fuerza para evitar que lastimaran a Taehyung.

— ¿Si quiera escuchaste qué demonios dijo ese idiota? —soltó con enojo. Después chilló grave por la presión ejercida en su labio.

Estaban en la enfermería, y como siempre, la enfermera no estaba. Era el turno de cuidar a Kim, tenía que devolverle de alguna manera em favor de estar cuando lo necesitaba. Si bien era cierto que aquel tonto —demasiado— comentario era digno de repudio, no le parecía correcto que Taehyung se lanzara sobre él. Odiaba la violencia.

— Hey —Kook los vio directamente a los ojos mientras estaba serio. Taehyung sintió sus piernas perder fuerza y se puso serio, de igual manera viéndole directo a los orbes del menor—. No te preocupes por las tonterías que dicen, tú y yo sabemos qué es lo que está pasando. No ellos.

¿Has pensando alguna vez que el amor de tu vida puede llegar como una bofetada? ¿En cualquier lugar? Las preguntas rondaban en la cabeza del mayor en aquel instante. ¿Pensarías alguna vez que alguien a quién adoras posiblemente ni lo mirabas en un principio?

— Y-yo...

Así era como la cercanía de ambos se iba reduciendo, al grado de haber dejado caer al suelo el algodón con alcohol. Sus respiraciones lograban revolverse, y el palpitar de sus corazones se aceleraban a medida que podían comenzar a sentir el roce de ambos labios.

Querían besarse. Compartir algo que ambos atesorarían hasta que el fin llegara. Pero, ¿acaso estaría bien en aquella situación? Los canjes de la vida sacaban algo y metían otro algo. Minying había salido de la vida del menor, y ahora Taehyung estaba más de por medio.

¿Qué era Taehyung? ¿Su amigo? Ese término había quedado muy enterrado desde que sintió un zoológico en el estómago. ¿Qué era Taehyung?

— ¿Qué eres, Taehyung?

¿Por qué lo trataba como si fuera lo más preciado de su vida? O, ¿es que acaso lo era? ¿Eran esos ojos, esos labios, esa manera de ser extraordinaria y esa sonrisa lo más importante que había en su vida?

— No soy nada para ti —susurró en respuesta—. Soy tu estúpido amigo.

¿Amigo? No había quedado claro que eso ni si quiera existía como significado de su nombre. Los amigos jamás se tratarían de aquella manera. ¿Cómo canjear felicidad por razón? Por algo le dijeron aquello en el pasillo. Era más que seguro que Taehyung se interesaba en él por pura lástima, o eso se le metía en la mente del menor con mucha sincronía a la vez que imaginaba a Min con su querido kim.

Min. Ese chico era realmente un problema en su día a día. Pero no podía culparlo.

— ¿Nada? —volvió a cuestionar Kook.

Estaban muy cerca. Demonios, a Taehyung solo le faltaba valor para lanzarse a sus labios y saborearlos. Kim tenía muy en cuenta que todo lo que pasaría de ese instante en adelante, posiblemente marcaría algo en su vida. Quizá un gran rechazo o quizá una gran felicidad.

— Nada.

Bastó la poca dignidad que le quedaba y un arranque estrepitoso de valor, para recargarse hacia delante y chocar por completo con los rojizos labios de Jungkook. Se sorprendió por la rapidez en la que se movían unos contra otros, pero siempre con delicadeza. Aunque sentía un ligero dolor por su lastimada, no estaba dispuesto a dejarlo así. Quería mucho más.

No era un beso cualquiera, o un beso normal.

Estaba más que repleto de sentimientos que ambos intentaban cubrir e intentaban terminar de una buena vez. Con ese chocar de labios, la cuesta se vendría abajo y más de uno saldría con esperanzas rotas, decepcionado de la situación en la que con júbilo en ese entonces gozaban.

Cuando Jungkook con sus largas manos atrajo al rubio para entrometerse más en lo que sucedía, Taehyung sonrió feliz. Un beso dulce, un beso que sabía a chocolate.

Y fue entonces cuando un entrometido habló desde detrás de la puerta, alertando a ambos sobre parar lo que muy dichosamente habían comenzado. Esperaban que sus labios hinchados y sus respiraciones ahogadas no delataran lo que acababa de dar luz en la habitación, agradecían que la enfermería era bastante amplia como para tener cubículos separados por cortinas.

— Aquí están —habló la señorita enfermera mientras observaba a ambos—. Lamento la tardanza, estaba en otro accidente —dijo haciendo comillas con las manos.

— No se preocupe —respondió con una sonrisa amplia el mayor,a la vez que se ponía de pie junto a la camilla pequeña—. No nos molestó deninguna manera. 

ʙᴏʏғʀɪᴇɴᴅDonde viven las historias. Descúbrelo ahora