BakuTodo Week 2021.

Tal cual

Las gotas de agua mojaban el pavimento, y golpeaban los cristales de la ventana. Dos pares de ojos miraban atentos la lluvia, desde el cálido interior de su casa. 

Ambos querían salir, habían planeado ese día desde hace tanto tiempo que se sentían molestos, tristes y muy decepcionados de que el clima no favoreciera a sus planes. 

— Kaitto, Hikari, manténgase lejos de la ventana — avisó el bicolor, apareciendo en la sala de estar.

— Pero, ¡No es justo! Yo quiero ir afuera — reclamó la pequeña heterocromática con gestos y movimientos que expresaban cómo se sentía.

— Ya lo sé, peque. Pero no podemos salir, no ahora.

— No es justo — musitó Hikari, limpiando las escasas lágrimas que bajaban por sus suaves mejillas.

Shōto acarició el cabello de la niña, intentando consolarla, mientras que Kaitto se mantuvo en su sitio, sin hacer ningún tipo de ruido, tan callado como siempre.

Un par de minutos después, Katsuki ingresó a la habitación, lucía un poco preocupado. Llevaba el celular en manos, y lo revisaba desesperadamente.

— Se ha cancelado la visita — informó a su familia.

La noticia solo ocasionó el llanto de la rubia, y los ojos cristalinos del pelirrojo.

— ¿Significa que ya no celebraremos nuestro cumpleaños? — preguntó Kaitto en un susurro, al mismo tiempo que llamaba la atención de su padre, tirando de su suéter.

— Para nada — intentó consolar a los niños — Que la lluvia haya llegado no significa que será un día cualquiera.

— Pero ya no iremos.

Se quedaron en silencio, sin saber qué  hacer para animar a los mellizos. Ese viaje les emocionaba bastante, en verdad querían conocer el parque temático; por eso, Bakugō y Shōto lo organizaron durante un mes entero, querían que todo fuera perfecto para ese día, sin embargo, el universo tenía otra cosa en sus planes.

— La visita al parque se canceló, solo por hoy. Si salimos ahora, los dos enfermarán y no podrán salir en un rato. Les prometo que después iremos allí, ¿Vale? 

— Pero hoy cumplimos cinco años — protestó Kaitto, intentando ocultar sus lágrimas, sin ningún éxito.

— Y lo celebraremos — animó Bakugō, porque le molestaba ver a sus pequeños así de tristes. Desde que se convirtió en padre, su sensibilidad se vio afectada, odiaba ver a sus hijos sufrir.

— ¿Cómo? 

Tras la escueta pregunta, el heterocromático y el rubio compartieron miradas, no sabían qué contestar. 

— Ya. ¿Qué tal si vemos películas? 

— ¿Podemos comer dulces? 

— No muchos.

— ¿Podemos pedir pizza?

— Quizás.

— Entonces, ¿Es oficial? — cuestionó Katsuki, mientras se acercaba a los pequeños.

— ¡Sí! — gritaron los mellizos al unísono, emocionados por las propuestas de sus padres.

Ambos corrieron escaleras arriba, a pesar de las advertencias que sus padres les daban sobre caerse y lastimarse. Querían estar cómodos mientras veían sus películas favoritas, así que subieron para cambiarse a sus pijamas.

En la sala, Shōto se encontraba planeando las películas, y organizando los sillones. En la cocina, Katsuki se encargaba de los bocadillos. 

Unos minutos después, estaban los cuatro reunidos en la sala, los niños sentados en el sofá esperando las películas, y los dos adultos discutiendo sobre con qué filme animado iniciar la tarde.