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- NANAMI! - Un chico de cabellos blancos y cintas en los ojos se hacercaba corriendo hacia su compañero. Y estar más serca, se abalanzó y finalmente quedó como chape en la espalda. - ¿Como estas Nanami?, ¿Me extrañaste?. - Enrollo sus piernas en el otro y permanecio aún allí.

- Te voy a dejar más fallado de la cabeza por la paliza que te dare si no te bajas de mi. - Dijo con extrema seriedad.

- Ay que malito. - Hizo un puchero y luego se bajo. - ¿Pero me extrañaste si o no?. – Le siguió molestando.

Nanami observo como Gojo sonreia tanto que por poco le podian salir estrellitas de tan alegre que estaba.
Y le molestaba el hecho que si le decía que "no", el lo empezaría a hinchar todo el rato con lo mismo, así que no tuvo caso.

- Si, te extrañe. Ahora deja de molestar y andate. - Se dio media vualta y se fue caminando.

- Wiii. - Festejo. - Adiós Nanami. - Se fue casi saltando de un lugar a otro.

"Si lo golpeo capaz que se le arregle el cerebro...no seria una mala opción", penso el rubio mientras caminaba.

. . .

- Gojo, se reportaron disturbios serca de un instituto en xx, iras tu junto a Yuuta. - Yaga le hecho un vistazo rapido a Gojo. - Oye, ¿Te encuentras bien?.

- Pues, mucho mejor que tu, viejo. - Se arreglo un poco los lentes y luego le saco la lengua.

- No hay caso contigo. - Se molesto. - Bueno, andate ahora.

. . .

- Buuu, solo era un debilucho, que aburrido...- Gojo Caminaba a paso largo con las manos en sus bolsillos.

- Mmm, ¿Quieres ir a comer?, un helado o algo dulce quizás. - Yuuta lo observo esperando un "si" del contrario, ya que sabía que nunca se resiste a los dulces o el helado.

- Nop, tengo cosas que hacer ahora, así que adiós. - Se fue mas rapido dejando sola a chico atras y sin entender el porqué de su rechazo.

- Llegue! - Grito Gojo al entrar a su casa.

- Me dieron ganas de comer algo, porque no pedimos pizza? O no se. - Gojo escucho a alguien hablar desde algun cuarto del segundo piso.

- Mmm, si tienes razón, pizza suena bien. - Agarro su teléfono y llamo a una pizzeria, que a los minutos había llegado ya con el pedido.

- Aquí esta!, En que cuarto te encuantras, para comer juntos. - Preguntó casi gritando.

- En la pieza azul, quise venir a relajarme.

- Bueno bueno, a ya subo con las cosas. - Subio las escaleras y paso por el pasillo hasta entrar al cuarto.

- Así que aquí estabas, jajaja. - Se rio suavemente con las mejilla algo tibias.

- ¿No es precioso?. - Dijo con melancolía.

- Si, preciosas, ahora siéntate y come. – Le ordeno el de lentes mientras se sentaba.

- Por su puesto, allí voy. - Se sento en la mesita que había en el cuarto.

Se quedo mirando al otro y luego hablo.

La soledad del almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora