Juegos de sangre

Lascivia

-hola- escuchó aquella fría porcelana.
-hola?- devolvió insegura, sin saber a quien o que le respondía tal cortesía.
-un chico me pago $5 dólares para que te diera esto...- dijo un chiquillo de menos de 10 años.
en su mano traía una bella rosa negra, era despampanante y exótica, traía en su otra mano un caramelo de café junto a una carta algo arrugada y sucia por las manos del niño.
Aquel pequeño parecía un ángel... Tenía la inocencia floreciendo en sus ojos celestes, una cara celestialmente amarga por la falta de preocupaciones y problemas que debe de tener... Un niño en total, un simple niño dejándose llevar por la economía que desde pequeños nos deslumbra.

-gracias chiquitín- dijo ella algo aturdida.
-no soy un chiquitín!- dijo eufórico y algo irritado- me llamo lascivia camille.

Ella sonrió internamente... Algo en el le dijo que no era un chico normal Y que lo debían de molestar aquellos que supieran el significado de su nombre, o al menos se perturbarían.
además...era esa forma tan egocéntrica y fuera de base en su voz, esa clase de pronunciación al mencionar mi nombre, la cual, le hizo saber que su niñez era sólo una ilusión, con el simple conocimiento de la falta de presentación y oportunidad de dar por descubierto su nombre.

- esta bien lascivia, puedes decirme de quien es tal detalle y cobardía?
-un chico al cual conoces pero no reconoces querida.
-debo agradecer?
-por modales mortales si, pero para el, con conservarlo está bien.

Lascivia le entrego los obsequios inesperados y decidió marcharse, pero en la puerta lo detuvo con su melodiosa voz, diciendo:
-un gusto conocerte lascivia.
-el gusto es mío pequeña chica.

Ella sabe como agradar a los de su entorno, reconociendo su calor, esa chica era tan común que no buscaba nada más que eso y por ello se merecía tal admiración.

Pequeña chica, tal cual pareces así eres, predecible y hermosa, como me encantaría hacerte parte de mi.