Cap. 23 EL REENCUENTRO

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Por su lado, Alina se encontraba caminando entre la frondosa vegetación. Miraba hacia arriba y se le hacía imposible ver las copas de los árboles, ya que los troncos eran impresionantemente altos. Todo a su alrededor era más grande que lo normal, hasta las hojas de las plantas eran más grandes que ella. Alina se sentía tan pequeña como hormiga. Ahora la única pista que tenía para encontrar a su hermano, eran las pisadas en el suelo. Alina seguía el rastro mientras vigilaba todo a su alrededor. Con el arma del guardia en mano, caminaba atenta a cualquier cosa que llegara a surgir.

Al pasar las horas, ella notó que estaba comenzando a oscurecer, eso la preocupó, ya que sería imposible seguir el rastro en la noche, así que decidió acelerar el paso. Llegando a un arroyo el rastro se le perdió, caminó con cuidado observando todo al alrededor, ya que sabía que donde había agua, abría animales. Al no ver nada sospechoso, se acercó al borde del riachuelo pensando que dirección tomar. En ese instante, escuchó algo detrás de ella, sentía como se acercaba lento y silencioso, Alina tenía un sexto sentido para percibir sonidos en la naturaleza, así que de inmediato se dio cuenta de su presencia. Por un momento tuvo miedo, ya que no sabía con que se toparía al voltear, pero luego supo que no era un animal, ya que escuchó el sonido de un arma recargándose; Se sentía tranquila al llevar puesto el traje y casco del juego, ya que le daría algo de ventaja.

Apretó con fuerza la pistola que tenía en la mano, y cuando sintió que ya lo tenía demasiado cerca, volteó rápidamente apuntándole, pero ese alguien se movió rápidamente tomándola del brazo para evitar que le disparara. En el forcejeo, Alina no podía ver su rostro ya que estaba cubierto por una tela, sólo sus ojos estaban al descubierto. Lucharon rudamente golpeándose entre sí, hasta que Alina logró derribarlo y colocarse sobre él, pero luego ese alguien también la derribó; Estando ambos en el suelo, rápidamente tomaron cada uno su arma y la apuntaron al otro.

—Suelta tu arma —ordenó el contrincante.

—Claro, sin problema —dijo Alina con sarcasmo—. ¿No quieres algo más? ¿Un té quizás?

—¿Qué dijiste? —preguntó el sujeto confundido.

—¿Por qué preguntas? ¿Eres idiota? Si quieres te lo saco a golpes —contestó ella.

—¿Alina? ¿Eres tú?

—¿Lu? —preguntó ella casi sin aliento.

—Sí —contestó mientras descubría su rostro—. Hermana soy yo.

—¡Lucas! —gritó Alina mientras se lanzaba sobre él para abrazarlo—. No puedo creerlo ¿Cómo te diste cuenta que era yo?

—Reconocería ese mal carácter donde fuera pequeño problema —contestó abrazándola con fuerza—. Cuando te vi pensé que eras un soldado enviado a casarme.

—Yo tampoco te reconocí con todo eso alrededor de tu cara.

—Era parte de una especie de envoltorio que tenía arriba de mi ropa —contestó Lucas mientras la ayudaba a ponerse de pie—. El arma se la quité a un guardia, que luego lo utilicé de rehén para llegar a la salida.

—Yo hice algo parecido —dijo con una sonrisa—. Cuando supe que estabas vivo y que te encontrabas solo aquí afuera, inmediatamente luché para salir.

—¿Abandonaste la protección de la ciudad apenas te enteraste de mí?

—Pues claro, eres mi hermano —contestó Alina mientras llevaba su mano hacía la espalda para quitarse el traje—. Habría derribado ese muro con los puños de ser necesario.

—Aún no puedo creerlo —dijo Lucas acariciando el rostro de Alina—. Después de tanto tiempo, nos encontramos otra vez.

—Y jamás nos separaremos de nuevo —añadió Alina con los ojos llenos de lágrimas.

GUERREROS La InvasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora