Cap. 27 CONFRONTACIÓN

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Ya era de noche cuando salieron. Con mucho cuidado se alejaron de la cascada, miraban hacia todas direcciones para que ningún animal los sorprendiera. Una vez que se encontraban a una distancia significativa del refugio, ambos hicieron una fogata para que los buscadores los hallaran rápidamente. No pasó mucho tiempo para que comenzaran a ver como algunas naves se acercaban a su posición, cuando las mismas estaban sobre Alina y Lucas, una de ellas descendió sobre ese campo para recoger a ambos jóvenes. Una vez a bordo, fueron directo a la ciudad, cuando llegaron, los dos fueron llevados a un sector donde los curadores los revisaron. De inmediato le informaron a Cónfer que ellos ya se encontraban en la ciudad, y él rápidamente se dirigió hacia al lugar.

Alina y Lucas fueron llevados a habitaciones separadas, donde los pusieron dentro de unas cápsulas médicas para examinarlos. En el momento cuando la revisión de Alina estuvo completa, Cónfer apareció, entró a la habitación de forma precipitada y con el rostro ansioso, inmediatamente fue directo hacia Alina y la abrazó con fuerza.

—¡¿En qué estabas pensando?! ¡Te dije que lo resolvería!

—Y yo te dije que nada de lo que hicieras me impediría ir por mi hermano.

—¿Aún no entiendes la gravedad del asunto? Incendiaste la habitación de un edificio, robaste equipo de un centro de juego y agrediste al encargado, luego entraste a un área restringida donde atacaste al personal de seguridad, todo para poner en riesgo tu vida saliendo de la ciudad.

—Bueno, si lo cuentas así suena malo.

—Sí, lo es, es muy malo. Alina estas en grabes problemas, ahora los directivos creen que eres un peligro para los ciudadanos.

—¿Qué quieres decir?

—Que luego de la revisión médica, tú y tu hermano serán llevados al centro de detención, allí permanecerán hasta que los directivos decidan si representan o no un peligro para la sociedad.

—¿Y eso cuánto tardará?

—Tú tranquila, me encargaré de esto personalmente, no estarán detenidos mucho tiempo. Muy pronto estarás en casa con tu hermano, te lo prometo.

—No sé cómo compensarte todo lo que haces por mí, en verdad te lo agradezco Cónfer. Tú me demuestras que no todos los Cowanos son malos.

—Fuiste tú, la que me hizo cambiar, y querer ser una mejor versión de mí. Esa lealtad que tienes hacía tu familia, ese amor, me hacen cuestionar todo lo que hacemos.

—Tú no eres como ellos Cónfer, eres diferente, hay bondad en ti, eres una buena persona. Pelea por lo que crees correcto.

—Disculpe señor —dijo un guardia entrando a la habitación—. Debemos trasladar a los detenidos.

Los guardias esposaron a ambos hermanos, los subieron a un carguero de seguridad y los llevaron al centro de detención, donde les quitaron las esposas y los encerraron en celdas separadas. Luego de unas horas, ambos se quedaron dormidos, pero no pasó mucho tiempo para que Alina volviera a despertar por la misma pesadilla de siempre, la cual ya no le causaba ningún temor, la pesadilla se le hacía cotidiana, que simplemente ahora la ignoraba. Lo único que le llamó la atención, era ese tal poder que la chica tenía consigo, y que se lo había dado a alguien. Alina comenzó a pensar en la posibilidad de que tal vez, ella tuviera ese poder. Recordó cuando le cortaron la garganta, y que luego de unos minutos ella volvió a la vida, se dio cuenta que luego de ese encuentro con la chica, ella jamás volvió a enfermarse, y que cada vez que se lastimaba, las heridas sanaban en poco tiempo.

Alina no estaba del todo segura de su sospecha, pero todas las pruebas apuntaban a que tenía esa cosa en su interior. Sólo había una forma de averiguarlo, ella recordó que Diner había dicho que ese poder tenía mente propia, así que Alina pensó en intentar comunicarse con ese ente mágico.

—No sé qué estoy haciendo en realidad —admitió Alina en vos baja—. Tampoco estoy segura de qué eres, pero si es que estás ahí, sí es qué ella hizo que entraras en mí, te pido ayúdanos a recuperar nuestro planeta, ayúdame a proteger a mi familia.

Luego de decir eso, Alina comenzó a sentir algo extraño en su pecho, después vio como unas líneas de color blanco brillaban en sus brazos, era como si sus venas se iluminaran hasta llegar a sus manos; las cuales se tornaron de un color blanco brillante. En su interior podía sentir a esa entidad fluir por su cuerpo, haciéndole saber que estaba allí y que podía contar con ella.

—Okey —dijo Alina sorprendida al ver sus manos iluminadas—. No sé bien cómo funciona esto pero, por el momento guardaremos el secreto ¿Está bien? Actuaremos juntos cuando sea realmente necesario.

El brillo fue desapareciendo hasta no dejar rastro. Alina se sentía intimidada, le asustaba la idea de tener algo completamente desconocido en su interior, estaba decidida a buscar respuestas sobre el tema, pero sabía que por el momento debía concentrarse en la misión; luego de recuperar el planeta, buscaría las respuestas a sus dudas. Recostó su cabeza sobre la pared y cerró sus ojos, luego de unos minutos escuchó un sonido por el pasillo, ella caminó hacia la puerta he intentó ver algo pero nada se vislumbraba. Luego sintió una presencia detrás de ella, volteó y supo al instante de quien se trataba. En una obscura esquina de la celda, una silueta comenzó a emerger, era Álefer. La ira de Alina era inconmensurable en su interior, cada centímetro de ella quería dañarlo, pero ese cariño que tenía hacia él aún estaba en su corazón, eso la enojaba aún más. Alina no movió ni un solo músculo, se quedó quieta, mirándolo, intentando calmarse para no reaccionar, ya que sabía que ahora tenía una responsabilidad, un compromiso con su gente, no podía darse el lujo de poner todo en riesgo.

—Me preocupé cuando no aparecías —dijo Álefer.

—¿Por qué preocuparse? Soy una insignificante persona como cualquier otra aquí. Mi vida no vale nada ¿Por qué te preocuparías?

—¿Y aún me lo preguntas?

—¿Por qué siempre apareces cuando no hay nadie? ¿Temes que te vean conmigo?

—Tengo muchos enemigos, no quiero que conozcan mi debilidad.

—Sabes, por un momento, por un pequeño y corto momento, creí en lo que dijiste la otra noche, en que eras más que sólo el asesino que todos piensan. Pero es pura mentira, estar allá afuera me hizo entender la verdad, eres un monstruo que mata sin compasión. Eres el líder que comandó todo este genocidio, pero te aseguro que todo lo que nos hiciste, lo pagaras. El planeta volverá a ser nuestro tarde o temprano, y cuando eso suceda, yo misma me encargaré de ti.

—¿A quién te quité?

—Hace veinticinco años, cuando se levantaba la ciudad, un grupo de hombres vinieron a recuperar a sus familias, pero tú apareciste, y los masacraste a todos. Entre ellos estaba mi padre, él quería recuperarme, y tú lo mataste —en ese momento Alina comenzó a golpear el pecho de Álefer mientras gritaba—. ¡Él quería recuperarme y tú lo mataste! ¡Lo mataste! ¡Lo mataste!

Ella calló al suelo envuelta en llanto, Álefer permanecía inmóvil sin decir una sola palabra.

—Cuando lo hiciste —dijo ella—. ¿Qué fue lo que sentiste? Sé sincero.

—No sentí nada, porque no significaban nada para mí.

—No quiero volver a verte —Alina levantó la mirada—. Si vuelves a cruzarte en mi camino, juro que te mataré. Te mataré porque no significas nada para mí.

En ese momento se escucharon pasos acercándose,Alina volteó hacia la puerta que se abría, era Cónfer, junto con unos guardias. Ella desvió la mirada hacia la pared, y vio que Álefer ya no estaba.

GUERREROS La InvasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora