♣ 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 19.

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Canción del capítulo: Monster - Imagine Dragons.

Park JiMin.

Me encontraba arreglandome para ir al casino como me es costumbre, hoy al anochecer sería la fiesta de máscaras y debía organizar todo con el personal que trabajaba allí.

Me miré una última vez en el espejo y salí, revisé mi celular notando un mensaje de buenos días de parte de JungKook y sonreí, luego de su confesión y que aclararamos las cosas decidimos intentar algo, que hasta el momento me va gustando.

Cuando salí para dirigirme al auto en donde debía estar mi chófer ya listo me asusté, Joshua se encontraba a mitad de la sala, sentado en el sofá jugando algo en su celular.

Desde el incidente con JungKook me estuvo ignorando, incluso decidió hacer como si no hubiera sucedido, siendo así que todos los días luego de regresar del hospital se iba temprano y regresaba temprano, siendo así que no lo lograba ver por mi horario con el casino, al menos no hasta hoy.

- Ash... - murmuró lanzando su celular al otro sofá y luego me miró y sonrió - Que bueno verte, JiMin. - dijo acercándose.

- Vivimos en la misma casa, señor. - dije y él me miró con diversión.

- Lo sé. - quedó frente a mí y trague con fuerza - Vamos, quiero darte un paseo. - anunció pasando su brazo por mis hombros obligandome a caminar.

- ¿Qué? ¿A dónde? Señor, debo atender el casino y...

- Shh, no importa, yo ya me encargue de eso, es solo que te quiero enseñar cual va a ser el regalito para tu noviecito ése. - mencionó y sentí pánico.

- ¿Qué?

- Basta de preguntas, Park, ahora muévete. - me obligó subiendome al auto, no presentía nada bueno.

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Esto llevaría tiempo, condujo hasta la Isla Jeju para ir a nuestra casa de verano, bueno, mí casa de verano, la cual padre me había heredado al haber heredado sus bienes raíces a mi hermano.

Cuando llegamos me obligó, nuevamente, a bajar del auto, camino hasta la cajuela del mismo y sacó un bate de béisbol. Desde que mi padre lo llevó a casa había explicado lo mucho que le gustaba dicho deporte.

Joshua creció y su afán por el béisbol también, razón por cual, incluso coleccionaba bates y pelotas de béisbol, pero me parecía extraño que tuviera uno en el auto.

- Vamos, es hora de la sorpresa. - dijo y se colocó una gorra que tenía inscrita las palabras Los Ángeles cuando fue a uno de los juegos estando en Estados Unidos.

Comenzamos a caminar hasta quedar frente a la casa, al momento en el que abrí la puerta observe como todo se encontraba vacío, no había muebles, no había cuadros, no había nada.

Nos adentramos y él me llevó a la habitación más grande, donde, cuando mamá vivía dormía ella y papá, allí, a mitad de la habitación, atado, amordazado y sentado, estaba HoSeok, mi asistente. Al verlo el pánico y el terror me inundó.

- ¿Q-que hace él aquí, señor? - pregunté y él solo sonrió.

- Él será mi modelo de demostración. - dijo acercándose y quitándole la cinta a lo que HoSeok parecía sollozar.

- Se-señor, hice lo que pidió, po-por fa-favor, de-déjeme ir. - pidió hipando y Joshua rió con histeria.

- Es cierto, me ayudaste, e incluso ahora matar al imbécil de Jeon JungKook es más fácil, pero aún así no me dijiste sobre Sana, HoSeok. - chasqueo la lengua negando y recargo el bate en su hombro - Lo cual es una pena, eras agradable, HoSeok. - se inclinó al rostro de él sonriendo grandemente.

- Lo hice porque ella me importa, maniático loco, no como tú que no te importa nada. - dijo y le escupió la cara.

Joshua apretó el agarre en el mango del bate y tensó su mandíbula, le volvió a poner la cinta y, sin que yo lo pudiera siquiera procesar levantó el bate y lo golpeó justo en la cara tirandolo de la silla.

Sin detenerse comenzó a golpearlo una, y otra y otra vez, sus ojos reflejaban oscuridad y deseo de sangre, mientras que sus manos seguían sus impulsos y continuaba golpeando el cuerpo de HoSeok dando gritos histéricos.

Reía y gritaba con fuerza con cada golpe, disfrutaba lo que hacía, se podía notar con facilidad. Con cada golpe la sangre manchaba las paredes de la habitación y el rostro de mi hermano.

Siguió con los golpes hasta que vio que sería suficiente y paró, ver a HoSeok para mí, fue un reto, su rostro estaba irreconocible, además de toda la sangre que había.

Cuando Joshua volteo a verme sentí un escalofrío recorrerme, se encontraba con la ropa y la cara salpicadas de sangre, tenía el bate lleno de sangre y con algunas partes de carne, además de su cabello cayendo por su rostro de forma desordenada, todo aquello le daba un aspecto aterrador que me hizo temblar, además de las ganas de vomitar que se atoraron en mi garganta.

Mis piernas hicieron lo que quisieron y me obligaron a salir y vomite todo lo que había desayunado, recostandome en la pared y luego limpié la comisura de mis labios sintiéndome mal por lo que sucedía.

Puse mi hombro sobre la pared y repose mi cabeza allí, al menos hasta que sentí como alguien se posicionaba detrás de mí, era Joshua. Elevó el bate dispuesto a golpearme, pero lo detuve tomándolo.

- Ya déjame, Joshua. - dije firme sin soltar el bate.

- ¿Joshua? ¿Me acabas de llamar Joshua, maldita escoria? - cuestionó, siempre había vivido con miedo hacia él, pero ahora no, ya no más.

- Sí, eso hice. Tú no me vas a decir que hacer. - reté y le quité el bate con sangre golpeándolo en el abdomen, él se quejó, pero no cayó, así que le di otro golpe al costado tirandolo al suelo

- No importa lo que hagas, JiMin, JungKook quedará como Jung HoSeok sin importar lo que hagas. - dijo poniéndose de pie.

Antes de que hiciera algo comencé a correr y subí al auto agradeciendo que las llaves aún estaban allí, puse el auto en marcha y pise el acelerador hasta el fondo alejandome y escuchando las maldiciones de mi hermanastro, pero con solo un pensamiento.

JungKook. Debía decirle.

 Debía decirle

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House of Cards «KookMin» •COMPLETA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora