Vampire's Artem ||Larry Stylinson||

The Academy

Los tres chicos presentes en la pintoresca habitación se quedaron estupefactos, Lauren se tomó un tiempo para acomodarse en uno de los butacones, los demás no le quitaban la vista de encima, esperaban intranquilos a que la chica diera alguna especie de explicación.

- ¿Cómo dices? - intervino Liam reposando el antiquísimo libro que leía en su regazo- ¿Un Tomlinson? ¿Estás segura? - la miraba intrigado y dudoso.

-Lo vi yo misma, mientras cazaba, el taxista lo dejó en casa de Johannah Deakin.

Harry colocó sus utensilios de pintura y se levantó para asomarse a la ventana, como todos, el día era lluvioso y nublado, suspiró para luego girarse hacia Lauren.

- ¿Cómo sabes que era un Tomlinson, Lauren?

-Su olor, es inconfundible, lo sabrías si lo olieras, tuve que huir en cuanto lo supe, debe ser su hijo, estoy segura.

-Si lo que dices es cierto, tenemos que hacer algo- Niall se levantó intranquilo y miró a Liam en busca de respuestas el cual yacía sereno y sin una gota de preocupación en su rostro.

-Hay que buscar una manera de- Niall fue interrumpido por la profunda voz de Liam.

-Esperemos, no sabemos si su estancia es permanente, mientras tanto Lauren vigílalo y mantennos al tanto.

-No puedo, llevo sin probar sangre humana tres semanas, lo comeré.

-Lo hare yo- La voz de Harry sorprendió a todos- pero no voy a interactuar con él, solo velaré sus pasos, si quieren una niñera para el chico busquen otro modo.

-No necesitamos que hables con él, solo que lo vigiles Harry, tenemos que saber si se queda o se va- Liam parecía armar rompecabezas con la mirada, el lugar estaba lleno de tensión- Si decide marcharse, hay que hacer que se quede, es fundamental que se quede, por ahora solo obsérvalo Harry.

-Genial, pero si me lo como no me culpen- dicho esto salió de la habitación y fue hacia su dormitorio, la garganta le picaba y sentía la excitación florecer era como cazar, pero esta vez solo asecharía a su "presa", debería de tomar algo antes de salir, o quizá terminaría comiéndose a ese niño Tomlinson, se dirigió a la mesa de licores que tenía a una esquina y tomo una botella con un líquido rojizo, sangre por supuesto, bebió dos veces, sintió el impulso de beber más pero aparto rápidamente el vaso de él, años y años de práctica y aún no lograba dejar de desear más.

Se vistió con unos jeans negros acompañado de una gabardina del mismo color y unas botas marrones, suspiró hondo listo para salir. En menos de veinte minutos se encontraba en frente de la casa de Johannah, revisó que el chico no anduviera por ninguna de las ventanas, también se aseguró de que ningún vecino lo viera, estuvo rondando la casa alrededor de una hora y media hasta que escuchó el sonido de la puerta, se escondió detrás del garaje y fue entonces cuando lo olió, enseguida sintió su cuerpo reaccionar, sus colmillos se asomaban mientras su garganta escocía, era dulce, el más dulce y empalagoso de los aromas, cada célula de su ser lo llamaba a atacar, enterró sus uñas en la madera de la pared, sus rodillas comenzaban a fallarle y sentía el olor consumirlo, abrazarlo, e inmediatamente supo que todo en él quería devorar al humano que se encontraba a pocos pasos suyos, tapo su boca con desesperación, gritó ayuda internamente y se sentó en el frío pasto, trataba de recuperarse pero el olor lo golpeaba cada vez más fuerte. Solo pudo ponerse en pie cuando escuchó el motor del auto, enseguida se marchó de aquella casa con la esencia aún impregnada en sus fosas nasales.

Louis se despertó descansado y extrañado, aún no se acostumbraba a la nueva casa, se puso en pie y se estiró, fue hacia la ventana y vio el paisaje opaco que caracterizaba a aquel pueblo, sonrió y se imaginó a su madre viviendo allí, realmente era un lugar encantador y hoy sería un día largo, tenía pensado dar un recorrido por el pueblo, ir de compras y pasar por la Academia.