Despierta

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—¡¿Cómo que no puede decirme?! ¡necesito saber en donde está!—

—Señorita, le pido que se calme o tendré que llamar a seguridad—

—¡Solo quiero saber en que habitación está!—

—Ya se lo dije, si no es familiar, no puedo darle esa información a no ser que alguno la autorice—

—Pero...—

—¿Evelynn?—

La pelirosada reconoció esa voz de manera inmediata —Señora Mayym— se giró para poder verla, usaba la misma ropa que la mañana anterior, cuando salió de casa de Akali, pero sobre ella tenía un chal negro y el cansancio podía verse en sus ojos —¿pasó la noche aquí?—

—Si, me ido desde que llegamos anoche; ¿sucede algo?¿qué era ese alboroto de recién?—

—Intentaba saber donde estaba Akali, pero la señorita— dijo con obvio hastío —no hacía mas que decirme que no podía darme esa información por no se su familiar—

—Ya veo, disculpe— llamó la atención de la enfermera —verá ella es pareja de mi hija ¿hay problema con que entre a verla?—

—Si usted lo autoriza, no hay problema—

—Muy bien, Evelynn, la verdad iba por una café, ¿me acompañarías a la maquina y luego yo te llevo con ella?—

—Seguro— respondió caminando junto a la mujer, luego de un rato finalmente decidió preguntar —¿cómo está ella?— preguntó suavemente.

—Siendo honesta, no lo sé, está dormida desde anoche, el doctor no nos dijo mucho esta mañana, dijo que volvería en un rato, lo único que se es que tuvieron que intervenirla anoche por un sangrado interno—

—¿La policía dijo algo?¿de lo que pasó o cómo fue que pasó?—

—Un conductor ebrio al parecer, se pasó una luz roja y la golpeó de lleno, según nos dijeron los testigos al parecer salió volando, rebotó en el techo del auto y golpeó la parte delantera del auto de atrás y terminó en la calle donde— la tristeza se sentía en la voz de la mujer, mientras por su lado Evelynn ardía de la ira, algún imbécil que no supo controlarse casi mata a la persona que más le importaba, antes de darse cuenta habían llegado a la entrada de la habitación, antes de que Evelynn pasara Mayym la detuvo —Evelynn, solo intenta controlarte un poco cuando la veas—

En ese momento Evelynn no comprendió a que se refería, pero todo lo que tuvo que hacer fue pasar del umbral de la puerta para entender a lo que se refería, estaba ahí tendida en la cama con un tubo en su garganta, conectada a lo que parecían cientos de aparatos, sus brazos llenos de vendajes, su pierna inmovilizada. En ese momento la pelirosada solo quería correr, aferrase a ella y llorar, pero sabía que no podía, que si lo hacia a la ligera podría terminar empeorando alguna de sus heridas, a su lado pasó un enfermera que levantó la bata de la menor dejando expuestas las vendas que tenía al rededor de todo su abdomen, tenía que cambiarlos pues estaban ya manchados con algunas gotas de sangre, juntando toda su fuerza de voluntad termino de ingresar en la habitación y se sentó junto a la madre de Akali en un bastante incomodo sofá, apenas la enfermera terminó con la menor salió de la habitación diciendo que el doctor llegaría en cinco minutos.

—¿Puedo?— dijo la de cabello rosa señalando una silla que estaba junto a la cama de la menor.

—Claro, si quieres—

—Gracias— pronunció levantándose del sofá y acercándose a la menor, le tomó la mano y la basó en dorso, acercó la silla y se quedó ahí sujetando su mano mientras la observaba, la cercó la mano a la cabeza pero fue detenida por las palabras de la mujer.

Solo MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora