Sonata Helada

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- ¿Cuánto tiempo habrá pasado? - se preguntaba cada vez que observaba los rayos de sol, volver a pintar el cielo oscuro con color. Era como si los rayos de luz fueran los trazos de un pincel. Y el cielo, fuera el lienzo de un pintor.

Con la llegada del amanecer, la gente abandonaba el mundo de los sueños para volver a la realidad. Se podía comenzar a escuchar el vívido sonido de la gente, y oler el dulce aroma de la comida. Se sintió tan fuera de lugar. Cuanto tiempo hará que no probaba el bocado de una dulce comida preparada con amor, o siente la calidez de un hogar.

Su corazón se retorcía de dolor, al sentir el vacío con el que estaba viviendo y del cual no podría escapar nunca.

Empezaba a escuchar y ver, cómo la gente comenzaba a llenar las calles con su presencia. Y decidió que era hora de irse, para que no lo viesen.

Y se marchó de la misma forma en que vino, como un alma perdida sin rumbo. Para volver al lugar, que una vez fue considerado su hogar. Pero ahora, era solamente una mansión donde se acumulaba polvo.

A pesar de eso, el paisaje que rodeaba su abandonada morada era espectacular. Situada en medio de un gran lago, rodeada por un hermoso bosque de sakuras y, a lo lejos, podías ver una hermosa montaña llena de vida.

En primavera sobretodo, el paisaje era espectacular, el poder observar como los pétalos rosas danzaban con el viento para descender y caer en la superficie del agua. Era un espectáculo mágico e irreal.

Pero ahora, lo que anteriormente era una mansión llena de alegrías y recuerdos, se volvió un lugar desolado de calidez.

- ¿Cuántas estaciones habrán pasado ya? - se preguntaba al observar su desolado hogar.

El tiempo fue pasando y con ello, la noche anunciaba su llegada. El cálido cielo colorido se había ido, para ser cambiado por un helado paisaje nocturno. Donde la Luna era su gobernante, en el frío firmamento rodeada de pequeñas estrellas, apenas visibles.

Esa noche estaba especialmente helada, sintió como si algo importante estaba a punto de suceder. Pero no le importaba, porque su alma estaba muy cansada, tan cansada que solo deseaba poder descansar para siempre.

Mientras un frío helado comenzaba a soplar y congelar todo a su paso. Sus ojos se empezaban a cerrar, para caer en el dulce mundo de los sueños. En el que esta vez, nunca volvería a salir.

Esa noche se había anunciado la llegada de una sonata helada y, había venido como se predijo. Para traer una melodía de muerte, del que no se podría escapar, nunca.

Y, todo lo que dejó a su paso, fue un hermoso paisaje de reposo eterno.

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