Verano

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La brisa fresca viaja por todos lados, los rayos del ardiente sol acaricia las pieles de los demás...

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Aquella mañana, Sonic fue el primero en llegar a su salón, viendo que aún era temprano comenzó a revisar su teléfono, sonrió sonrojado al ver la foto de Sally... Después de que dejó a la ardilla en su salón, Amy le había entregado aquella foto que atesoraba mucho.

-vaya... Sí que Sally te trae loquito- sonrió Amy.

Y en efecto, estaba soñando despierto que ni se había dado cuenta que la rosada estaba parada frente a él.

-buenos días Amy... No digas esas cosas, apenas estamos saliendo- le reprochó indignado.

-¡cierto!... ¿Y ya le diste un beso?- preguntó con picardía.

-¿eh? Aún no- negó sonrojado.

-¡Pero ya están saliendo!- exclamó sin poder creerse lo.

-no es algo fácil, apenas y salimos a comer... Lo único que hicimos fue tomarnos de la mano- susurró sonrojado

-¡Qué decepción!- se sintió mal por el erizo mientras negaba con la cabeza.

-por ahora eso no me importa, solo quiero la compañía de Sally... Que siga a mi lado- explicó ilusionado.

Algo dentro de Amy se quebró con aquellas palabras, le molestaba toda esa atención que su amigo tenía hacia sally... ¿Sólo era feliz con su compañía?... Eso es una tontería... A menos que él...

-no puede ser...- su mirada incrédula se posó sobre el cobalto.

-¿Amy?-

-no será... ¿Que nunca besaste a alguien?- su voz sonó algo agitada.

-¿Ah?... Pues... Yo...- intentó ocultar sus nervios.

-entonces... es cierto...- musitó bajito.

Ella era su amiga y le parece injusto que su amigo no haya experimentado su primer beso...

Nunca se dió cuenta que esa "ayuda" en realidad se convertía en "anhelo".

-sonic... Puedo ayudarte también en eso, a la hora del receso... Te espero en la zotea- fue lo último que dijo antes de tomar su respectivo asiento.

El cobalto se le quedó mirando sin entender, no le dió más vueltas al asunto y prefirió esperar hasta la hora indicada.

Cuando el timbre sonó, todos los alumnos salían con sus respectivos refrigerios a tomar su descanso.

Mientras en la azotea, ambos jóvenes se sentaban mientras comían y platicaban...

-y dime... ¿Cómo piensas ayudarme?-

-bueno... Viendo que aún te pones muy tímido con ella, puedes practicar conmigo- indicó como si fuera lo más natural del mundo.

-esta bromeando... ¿Verdad?- dijo incrédulo.

-no seas tonto, soy tu amiga y lo único que quiero es ayudar, si no sabes besar... No hay duda en que Sally te dejará... ¿eso es lo que quieres?- amenazó sonando seria.

-no... Claro que no quiero que pase eso-

-entonces no perdamos el tiempo, no tengas miedo, es solo una práctica- le recordó mientras cerraba los ojos.

Lo pensó por largos segundos pero Amy tenía razón, debía practicar para cuando lo haga con Sally.

Poco a poco olvidó su almuerzo y se fue acercando a ella, tomándola de los hombros.

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