Ese Otoño, Ilya se dirigió a su pueblo con el niño. Lo había vestido con su mejor ropa y lo había arreglado lo mejor posible.
El niño parecía saber que pronto se separaría de su padre. Todo el camino estuvo serio, lo que era raro en él. Pero también era raro que su padre estuviera tan serio y que salieran tan temprano de la casa y que viajaran por tanto tiempo.
Cuando por fin llegaron a casa de los padres de Aniela, fueron recibidos por un sirviente, quien lo condujo a la sala. El se sentía muy incómodo en ese lugar, era un mundo muy diferente al suyo, al que estaba acostumbrado. Su incomodidad aumentó cuando los abuelos del niño entraron en la sala.
"Me alegra que hayas tenido suficiente sentido común para traer aquí al niño." Dijo el Padre de Aniela con expresión severa, sin prestar mucha atención al bebé.
La Abuela de Eros lo tomó de brazos de Ilya y lo sostuvo en el aire con una cara de disgusto." Lo primero que haremos será cambiarte estas ropas y darte un buen baño..."
Ilya la miró con disgusto. Su actitud y la de su marido hacía él y el niño le resultaban ofensivas, y lo hacían sentirse mucho mas incómodo de lo que pensó que sería.
"Bueno, muchacho, cuánto quieres para desaparecer de aquí?" Dijo el hombre mientras se sentaba en un gran sillón.
El lo miró muy serio "¿Acaso quiere comprarme a su nieto? Yo no he venido aquí por dinero, Señor."
"Si, claro; No te estoy comprando al niño, digamos que te estoy brindando la oportunidad de que rehagas tu vida en otro lugar." Dijo el hombre con una sonrisa irónica.
El apretó los puños. Cada segundo que pasaba en esa casa se arrepentía más de su decisión. De reojo, observó como la Abuela le daba el niño a una sirvienta para que lo llevara a bañar y cambiar. Ninguno de los dos se habían preocupado por siquiera observarlo, era la primera vez que lo veían y lo trataban como si fuera un objeto. La abuela ni si quiera lo había sostenido cerca de ella. ¿Era ese el hogar que quería para su hijo? No era el hogar cariñoso que le habían prometido. Era un sitio horrendo para una criatura inocente.
Mientras pensaba en todo esto, el abuelo se había dirigido a un escritorio que se encontraba en un salón continuo y ahora regresaba con un sobre en la mano.
"Creo que esto será mas que suficiente. Ahora si nos disculpas..." Le dijo extendiendo la mano ofreciéndole el sobre.
El lo miró con furia en los ojos. Antes de que cualquiera pudiera reaccionar, él corrió y le arrebató el niño a la muchacha que se alejaba con él escaleras arriba. Ya con el niño en brazos se dirigió veloz a la salida. Sólo se detuvo un momento.
"Yo creí que realmente le podrían dar a mi hijo un futuro mejor que el que yo le puedo ofrecer, pero prefiero mil veces ver a mi hijo como un simple campesino, antes de verlo convertido en alguien como usted." Le dijo al señor antes de salir a toda prisa de la casa.
Mientras se alejaba del lugar, pudo escuchar que le gritaban, pero no se detuvo.
"Tu lo has querido, si tengo que usar la fuerza para recuperar a ese niño, lo haré!"
El sabía que las amenazas de ese hombre no eran en vano, no le quedaba mas que huir de ahí lo mas rápido posible. Había pensado en marcharse de todas formas, así que llevaba con él todas sus pertenencias, que no eran muchas. Había vendido la cabaña y había conseguido un pasaje para un barco que lo llevaría lejos de ahí; pensaba en ir a Inglaterra y de ahí, a América, donde nada le recordara su pasado.
Y lo haría así, pero se llevaría con él a su hijo. Cualquier cosa sería mejor que dejarlo con esos buitres, pensó mientras se alejó del pueblo rumbo al muelle.
ESTÁS LEYENDO
La belleza perdida
FanfictionConoce la historia detrás del Caballero Dorado de Piscis, desde su nacimiento hasta su llegada al Santuario.