5. La belleza de la amistad.

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"No esta envenenada, pero podría haberlo estado si quisiera..." Eros se dio la vuelta, no tenía intenciones de luchar con su maestro, y ya había probado su punto con claridad "las cosas bellas también pueden ser temibles" Terminó antes de alejarse por la playa.

Su maestro lo dejó ir aun sorprendido por la forma en que el chico utilizaba su cosmos. Había llegado la hora de que uno de sus alumnos fuera a Grecia a competir por la armadura dorada, pero ¿cuál de los dos? ¿Eros, o Afrodita?

Afrodita había comenzado a usar su máscara casi desde que llegara a la isla, sin embargo su máscara era un fiel reflejo del rostro que ocultaba, y en el tiempo que había permanecido en la isla aquella máscara no había ayudado en nada para que los otros chicos no pensaran en ella como en una mujer. Al contrario, le daba a la chica un aire misterioso que hacía que todos ellos se sintieran irremediablemente atraídos hacía ella. Todo lo que en Eros les parecía un defecto, en Afrodita se convertía en virtud; mas de uno llegó a notar alguna vez que los dos se parecían bastante. Tenían los dos el mismo largo cabello ondulado y azul claro y los ojos celestes de Eros eran iguales a los que ocultaba Afrodita bajo la mascara. Pero en algo eran totalmente diferentes.

Eros era antisocial a más no poder. Afrodita en cambio era amable con todos y parecía disfrutar de la compañía de los demás. Era fácil para ella, todos la trataban con respeto y procuraban ganarse su favor. Eros no les importaba; para ellos mejor que pasara el tiempo perdido entre sus rosas como si en lugar de aprendíz de caballero se tratara de un jardinero.

Ilia anunció esa misma tarde que Reso llegaría a la isla en un par de días. "Solo dos de ustedes irán con él a Grecia para competir allá, frente al Patriarca y los otros caballeros de Atenea por la armadura dorada de Piscis. Aquellos que se crean dignos de tal honor tendrán que demostrarlo de aquí a ese día."

Todos se mostraron inquietos y emocionados a la vez. Era el momento de probar si habían servido de algo los años de entrenamiento.

Los combates comenzaron muy temprano la mañana siguiente, por parejas fueron enfrentándose entre ellos, y los perdedores iban quedando fuera de la lista, eliminándose poco a poco.

Afrodita no tuvo ni un solo problema en vencer a su primer contrincante. Su fuerza física podría no ser tan grande como la de un hombre, aunque no por mucho, pero en cambio, a diferencia de muchos que a penas comenzaban a entender y a despertar en ellos lo que era el cosmos, ella lo dominaba ya por completo y podía lanzar además de ataques físicos, ataques con su cosmos que era azul blanquecino y que se manifestaba como fuerza de agua, capaz de dejar fuera de combate a sus contrincantes al primer golpe. Más que apropiado para piscis, pensaba Illya observando los combates.

Eros no se quedaba atrás. Las primeras rondas había derrotado a sus compañeros sin siquiera utilizar su cosmos con las rosas como le había probado a su maestro. Solo utilizaba su cosmos para moverse mas rápido y golpear con mas fuerza a su contrincante. Illya lo vio sonreír después de mucho tiempo, aunque fuera para burlarse de sus compañeros caídos que por años le habían tachado de débil y otras cosas peores. Ahora se enterarían de lo que podía hacer un debilucho como él.

No fue ninguna sorpresa para el maestro que al final del día solo dos quedaran den pie Afrodita y Eros. Serían los elegidos para ir a Grecia y enfrentarse por la armadura dorada. Al anunciar el resultado el resto de los alumnos comenzaron a vitorear a Afrodita; sobre todo aquellos que habían sido eliminados por Eros; se notaba su resentimiento y que seguían sin aceptarlo como uno de ellos a pesar de que los había superado a todos a base de esfuerzo.

"Que gane el mejor" La chica extendió la mano para estrechar la de Eros, a pesar de que los otros lo ignoraban. El chico se retiró el cabello del rostro con una expresión impasible, pero finalmente estrechó la mano de Afrodita. "Te derrotaré en Grecia", le dijo, y simplemente se alejó para volver a sus labores como si nada de lo demás le interesara; aunque el maestro había visto el brillo en su mirada; le importaba y estaba contento. Sin embargo se preguntaba si resultaría ganador contra Afrodita a la que quizás subestimara como había hecho él.

Dos días después Reso se marchó con ambos muchachos rumbo a Grecia. Ilya se preguntó si volvería a ver a alguno de los dos. En su interior, esperaba que Eros se convirtiera en el caballero de Piscis. Se marchaba de ahí sin nada, sin familia, sin amigos, sin alegría o ilusiones; merecía recuperar algo de todo lo que había perdido ya en su vida. 

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⏰ Última actualización: Jul 11, 2023 ⏰

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