Tus brazos me recogieron,
como intentando que no siguiese cayendo en el pozo,
pero el pozo era yo misma.
Y me abrazaste como si fuese algo frágil.
El olor de tu pelo mató instantáneamente los demonios de mi cabeza.
Y me miraste.
<<No sigas cayendo.>>
Me dijiste.
Haría cualquier cosa por no volver a ver llorar tus ojos chocolate nunca más.
<<Lo haré por ti.>>
Te respondí.
Candela