Capítulo 1

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Capítulo 1

La noche en que recibió la noticia, Victoriano Santos no podía conciliar el sueño... Estaba más que emocionado.

Uno de sus deseos haciéndose realidad... Otro hijo con la mujer de su vida...

Caminaba ansioso en la recámara, sonriendo sin aparente razón, mientras esperaba que Inés saliera del baño...

Y como no lo hacía, golpeó la puerta.

Vic: mi amor... ¿...?

Inés: ¿si...? (Abriendo la puerta)

Vic: ¿estás bien...? ¿Cómo te sientes...?

Inés: me siento perfectamente...

Vic: ¿necesitas algo...? ¿Qué quieres que te traiga...?

Inés: nada... Lo que sí tengo es sueño...

Vic: ven... Acuéstate...

Así lo hicieron, pero Victoriano miraba a su esposa de una forma diferente...

Inés: ¿tú estás bien, mi vida...?

Vic: de lo mejor... De cierta forma esto es nuevo para mí...

Apartó la cobija de Inés y le subió el camisón...

Inés: lo que nos perdimos con Alejandro...

Vic: esta vez será totalmente diferente... Nos lo debemos...

El vientre quedó al descubierto y Victoriano no sólo se lo besó, sino también recostó su cabeza y durmió así...

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A los 4 meses de gestación, el bebé tenía prácticamente todo.

Victoriano estaba vuelto loco y cada día llegaba con algo nuevo.

Esa noche apareció con la cuna más bonita que vio en la tienda de bebés y la más costosa además.

Simplemente los peones le ayudaron a subirla, porque él mismo la armaría.

Y a Inés le impresionaba aquello... Porque no lo recordaba así en el último embarazo de Diana María.

Los niños observaron y ayudaron hasta que fue hora de irse a la cama.

Vic: ya casi está lista...

Inés: faltan varios meses para que nuestro bebé la estrene...

Ella se había quedado en el marco de la puerta y él la hizo entrar con un gesto de mano.

Vic: ya quiero que nazca... Aunque me encanta verte embarazada... Te imagino así cuando esperabas a Alejandro...

Inés: fui tan feliz cuando lo descubrí... Ese fue mi motivo para vivir en aquel tiempo...

Vic: aunque no hubiera sido mío... Te habría arrancado del lado de Loreto y hubiéramos huido juntos...

Inés: ya no hablemos de eso... (Secándose las lágrimas que le caían sin control)

Vic: no llores... Solo quiero que sepas cuán grande es mi amor por ti...

Inés: estoy más sensible...

Vic: lo sé... (Sonriéndole y besándole los labios)

Inés: no deberías de comprar más nada...

Vic: ¿por qué...?

Inés: si sigues, ni el bebé va a caber aquí...

Victoriano rió porque sabía que era cierto. Y al mirar a su alrededor lo comprobó. ¿Estaría exagerando??

LA PROMESA IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora