𝑂𝑗𝑜𝑠 𝐷𝑒 𝐴𝑚𝑜𝑟

045|𝑆𝑜𝑙 𝑦 𝐿𝑢𝑛𝑎|🎇ᶠⁱⁿᵃˡ

Vuelves... En cada sueño que tengo, caigo de nuevo en tu red, se que tarda un tiempo curarme de ti de una vez...
-Saturno - Pablo Alborán

La desesperación del saber por que consumía a Viktor, gritaba, daba órdenes, lloraba, se quebraba y se enfadaba, todos estaban bien, todos seguían respirando, el corazón de todos seguía latiendo exceptuando al causante de toda esta desgracia, los sobrevivientes de tal masacre habían sido arrestados y posteriormente interrogados, encerrados y condenados.

Mientras tanto él. Solamente estaba ahí en el suelo sin enterarse de lo que estaba pasando en ese lugar, Viktor rogaba para que las ambulancias llegarán a tiempo, para que lo salvarán, lo despertarán y así poder huir con él lejos de esa ciudad junto a su pequeña bebé, pero no habían esperanzas, no había tiempo, el aire se ahogataba al igual que sus fuerzas y eso jodia al ruso.

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La ambulancia había llegado y una cirugía demasiado riesgosa se estaba llevando a cabo, el miedo del ruso crecía, pero también sus ganas de volver a ver esos ojos bicolor  brillar, había dado una visita rápida a la pequeña Dae la cuál ahora se encontraba con la familia del ruso.

Los doctores estaban de arriba a abajo poniendo en prioridad al director del FBI, pero todos los presentes sabían que no había nada más que hacer, pero nadie se atrevía a darle la noticia al ruso.

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La operación había terminado, el mismo pronóstico estaba presente, no podían hacer nada, nada de lo que fuera de este mundo, más que aceptar la pérdida del Director del FBI, los médicos de la operación tomaron el tiempo de pedir a la vida por el descanso eterno del director y por la paz en el corazón de sus seres amados, pidiendo proteger a los que seguían vivos y acompañar hasta el altar de la muerte a aquellos que se habían ido.

Todos y cada uno daban las gracias al Director y pedían perdón por no poder salvar su vida, pero también agradecían por todas las risas y por la seguridad que les brindó, deseando un buen viaje a su alma comenzaron a salir de la sala, unos con lágrimas en los ojos y otros con dolor en el pecho, el único que se quedó adentro fue aquél médico que había cuidado de él desde el principio, el que había querido cuidar su corazón, pero esa oportunidad no fue dada, con lágrimas en los ojos y con una sonrisa en los labios al saber que ahora el pequeño Horacio descansaria al fin, tomó una manta tapando así su cuerpo, su rostro cansado y lleno de pecas perdía el color Moreno que siempre había tenido y se convertía en un rostro pálido sin señales de vida y sin una pizca de su alma...

El doctor bajó su mascarilla y salió de la sala encontrándose con el comisario en la puerta, su rostro detonaba asombro, miedo y cansancio, Claudio suspiró y como lo hacía unas cuantas veces diarias al dar este tipo de noticias, coloco una mano en el hombro del comisario y negó con su cabeza.

—Lo siento mucho Volkov - susurro, pudo ver como el miedo se apoderaba del cuerpo del comisario y sus lágrimas comenzaban a caer, todo su cuerpo temblaba y el médico lo tomó en brazos, los ojos del comisario estaban fijos hacía la puerta de la sala sin ninguna expresión, sin ganas de moverse de ahí.

El médico lo sacó arrastras de ahí, avisando a los medios la difusión del director y por supuesto a su familia, la ciudad se notaba triste y sombría, parecía desvanecerse junto con la vida de aquél alegre chico, dejando en su lugar tristeza y soledad.

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Volkov no escuchaba a nada, a nadie, sólo lloraba y pedía a quién fuese que todo fuera una vil broma de su amado o simplemente un milagro que hiciera que regresará la vida a su cuerpo, pero no podía, no quería, no se animaba a ver su cuerpo sin vida, no podía ver como el alma del chico que más amó se esfumaba.