Todos alguna vez nos preguntamos que hubiera pasado si las cosas fueran diferentes.
En esta historia lo descubriremos.
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Leah Black siempre a tenido lo que desea, pero está vez se complica cuando lo que tanto anhela es al hijo de su padrino.
Harry P...
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El concepto de mejores amigos era algo que Leah conocía bien, después de todo su padre y padrino eran mejores amigos desde Hogwarts.
Un amigo esta allí para escucharte, valorarte y confiar. Sobre todo para brindarte consuelo, estando siempre a tu lado.
Pero justo ahora, Leah no tenía eso.
No tenía a Harry.
Unos toques en la puerta hicieron levantar la vista de la pelirroja, quien leía "La campana de cristal".
- Adelante - la puerta se abrió dejando ver a un azabache con lentes - estoy en la biblioteca tío James, no es necesario tocar - murmuró volviendo a su libro.
- Merlin Leah, ¿Otra vez leyendo? ¿Que libro es, el treinta y dos? - soltó mirando la gran pila de estos que la chica tenía a su lado.
- El cuarenta y cuatro, en realidad -
El mayor suspiro sentándose frente a ella.
- Necesitas salir de aquí -
- Salí ayer -
- Al jardín, por trece minutos -
- Una abeja intentaba picarme - se excuso.
James nego, desde que Leah había despertado y descubrió que Harry se había ido, la chica había entrado en un estado de irritación constante, todo el día encerrada en la biblioteca o practicando musica.
- Harry llegará mañana, ¿Lo sabes, no? - comento, Leah cerro su libro suspirando.
- Si, lo se -
- ¿Lo extrañas? - pregunto cuidadoso a la chica que se quedó inmovil por un minuto antes de contestar.
- No lo eh visto desde hace cuatro meses, ni siquiera una carta - comento dolida.
- Esa no fue la pregunta -
La chica soltó una especie de bufido que ocultaba una risa nerviosa.
- Por supuesto que lo extraño - admitió.
James sonrió - el también te extraña, apuesto a que piensa en ti todas las noches -
La pelirroja se sonrojo, ella pensaba en el todas las noches, preguntándose que hacía en ese campamento.
- Eso no puedes saberlo - murmuró apartando la mirada.
