"Tú y él volverán a vivir por mi mano. Pero enamorarte de nuevo, dependerá totalmente de ti ".
Vidas a través del tiempo y espacio donde Saoirse y Timothée se encuentran, una y otra, y otra vez.
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En la mesa a la hora de la cena, Saoirse se pone de pie tan pronto como entra Timothée, cruzando los brazos.
"Eres un Miserable."
Timothée vacila en sus pasos, pero luego sonríe. "Buenas noches a ti también, esposa mía."
Alcanza la jarra de vino.
Saoirse le arrebata la jarra antes de que él pueda agarrarla porque ella es así de mezquina.
"Eres un idiota si piensas por un segundo que me voy a sentar tranquilamente en tu palacio y pintar bonitas flores por el resto de mi vida."
"Nadie dijo que tuvieras que pasar tu tiempo pintando flores bonitas", responde Timothée, hundiéndose en su asiento y agarrando un trozo de pan. "Pinta unas feas si quieres. En realidad no me importa".
Saoirse ve rojo por un momento, y antes de que Timothée pueda respirar de nuevo, agarra su cuchillo y lo clava en la mesa, a centímetros de su mano. Él lo mira. Saoirse habla en voz baja.
"No sé si esperabas que sería feliz simplemente sentada en este lugar mientras tú haces todo el trabajo, pero no lo soy. Me inscribí para ser la reina de este reino. Y eso es lo que pretendo ser."
No dice nada durante un largo momento, todavía mirando el cuchillo. Pero cuando levanta la cabeza, Saoirse ve un destello de respeto en sus ojos claros.
"No hay nada que puedas hacer", dice después de un momento. "Ya tenemos un sistema para encargarse de todo. Aquí tienes una vida fácil. Algo a lo que estás acostumbrada, estoy seguro".
Saoirse aprieta los dientes ante el golpe. No tiene idea de nada. "Quiero ayudar."
"Creo que has ayudado lo suficiente, Saoirse", dice Timothée brevemente, y su rostro arde. Ella se inclina más cerca.
"Te dije que no tengo nada que ver con lo que mi padre te dijo la otra noche. Si lo hubiera sabido antes ..."
"¿Qué?" Timothée la interrumpe, luciendo aburrido. "¿Lo habrías convencido de que no lo hiciera? De alguna manera lo dudo". Muerde un trozo de pan con bastante ferocidad. "Gracias a ti, mi gente se va a morir de hambre. Y los tuyos van a comer bien".
Saoirse mueve su mano hacia las ventanas. "¡Puedo ayudar a pensar en soluciones! Esta es mi gente también".
Él resopla. "Ni siquiera sabes nada sobre ellos".
"Entonces déjame ir a la cuidad para que pueda aprender".
De nuevo, hace una pausa, pero continúa masticando después de un momento. A Saoirse le resulta difícil ignorar que se ve increíblemente radiante esa noche, la piel de su mandíbula reluciente, sus ojos iluminados a la luz de las velas. Es exasperante lo atractivo que es.
"No", dice finalmente.
"¿Por qué no?" casi le grita.
"No es seguro."
Saoirse suelta una carcajada. "Me conmueve que te preocupes tanto por mi bienestar de repente, pero puedo cuidar de mí misma".
"Lo crea o no, princesa", responde Timothée, "estoy haciendo esto por su propio bien".
Trata de alcanzar la jarra de vino una y otra vez, Saoirse la saca de su alcance.
"Yo decido lo que es bueno para mí, no tú", gruñe Saoirse.
Timothée toma otro trozo de pan sin hacer caso de su declaración. "¿Ya probaste esto? Está muy bueno. Felicitaciones al chef". Le da una sonrisa a uno de los meseros y este se sonroja. Saoirse no se divierte tanto.
"Todo esto es un juego para ti", deduce, "¿no?"
Él vuelve sus ojos hacia ella y su mirada es fría.
"Es lo más alejado de un juego. Por eso es necesario que te mantengas al margen". Se pone de pie y se dirige a la puerta.
"¿A dónde vas?" Saoirse grita, yendo tras él. Él ni siquiera mira hacia atrás.
"Voy a buscar un poco de vino", responde. "Y mejor compañía".
La puerta se cierra detrás de él, dejando a Saoirse mirándolo con incredulidad y rabia.
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