"Tú y él volverán a vivir por mi mano. Pero enamorarte de nuevo, dependerá totalmente de ti ".
Vidas a través del tiempo y espacio donde Saoirse y Timothée se encuentran, una y otra, y otra vez.
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Saoirse es acompañada a su nuevo alojamiento. Es una habitación espaciosa, de al menos veinte metros de ancho con una gran ventana que da a una hermosa vista desde el palacio, más allá de las murallas de la ciudadela y hacia el corazón de Francia. Puede ver a la gente moviéndose durante el día, aunque se ven muy pequeños desde ahí. Se vuelve y observa los muebles y la hermosa ropa de seda doblada sobre la mesa. Ella evita cuidadosamente mirar la lujosa cama.
El cielo se oscurece. Los criados entran y la ayudan a quitarse la ropa de boda, bañarse y vestirse con un camisón de seda. Salpican sus puntos de pulso con un aceite con aroma floral y le cepillan el cabello y luego la dejan en paz. Se queda donde la han dejado los sirvientes, mirándose al espejo, durante mucho tiempo.
Va a la cama y se acuesta a esperar a Timothée. No tiene idea de cuándo podría venir, pero está bien. Ella duda quedarse dormida pronto. No tiene idea de qué hacer en esta situación. Ella solo puede esperar que termine rápidamente, siempre que suceda.
Pero su marido nunca llega.
El sol sale, le pega en la cara y la puerta aún no se ha abierto. La ha rechazado. La ignoró. Permaneció despierta toda la noche, destrozada por los nervios, pero clavada en el suelo por su repetido canto interno del deber, y lo embelleció todo para él, y ni siquiera había aparecido.
Y por alguna razón, eso la irrita.
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