"Tú y él volverán a vivir por mi mano. Pero enamorarte de nuevo, dependerá totalmente de ti ".
Vidas a través del tiempo y espacio donde Saoirse y Timothée se encuentran, una y otra, y otra vez.
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La cena es un asunto tenso la noche siguiente. Ambos visten ropa informal y ninguno de los dos come mucho. Saoirse bebe grandes cantidades de vino y Timothée sigue tirando su plato de sopa.
Está murmurando maldiciones en voz baja después de la quinta vez, limpiando el desastre incluso cuando los sirvientes se apresuran a ayudar, cuando Saoirse habla.
"En nuestra noche de bodas", dice ella. "Nunca viniste a mi habitación".
Otro sirviente le ofrece a Timothée un quinto relleno de sopa de lentejas, pero él lo rechaza con un gesto, ahora con los ojos fijos en Saoirse. "¿Tienes algún problema con eso?"
"Esperaba que vinieras, eso es todo", dice Saoirse a la defensiva. "Es la tradición".
"Así que tuviste un problema con eso".
"No", afirma Saoirse, y se muerde el labio. "Pero pensé que podría ser porque no me ves deseable, y no tendremos mucha suerte de tener un hijo si, um, no eres capaz de verme de esa manera".
Aparece un color rosa en los pómulos de Timothée, y se frota la parte posterior de su cuello. "Eso no va a ser un problema".
"¿Está seguro?" Saoirse pregunta en voz baja, bastante seria ahora. "Hay ciertas hierbas de las que he oído hablar que..."
"Dije que no va ser un problema", Timothée la interrumpe, sonando nervioso o molesto o ambas cosas, "no tienes que preocuparte por eso".
"Lo siento" dice ella
Hay una pausa.
Timothée se aclara la garganta. "Por lo que vale, creo que eres hermosa".
"Oh." No es que importe, pero de todos modos está contenta. "Gracias." Ella tose en su puño. "Tú también eres muy guapo."
"Gracias", responde, serio. Se miran el uno al otro durante un rato. "Ahora que eso está hecho, ¿deberíamos pasar al sexo?"
La tensión se rompe y ella no puede evitarlo. Ella se ríe con él. Gracias al vino, ambos suenan al borde de la histeria. Los sirvientes, mientras tanto, permanecen de pie en las paredes del comedor, con la cara inexpresiva. Sin embargo, está muy acostumbrada a que los sirvientes del castillo escuchen sus conversaciones privadas, por lo que no les molesta en absoluto. Pero ella solo puede imaginar lo que piensan de eso.
"Creo que deberíamos irnos", responde cuando se recupera, empuja su plato lejos de ella y se pone de pie. Timothée la imita.
"¿Tu habitación o la mía?" pregunta, un poco irónicamente.
"Tu habitación", responde ella sin dudarlo. De esa manera, no tendrá que enfrentarse a recuerdos potencialmente dolorosos cada vez que se vaya a dormir.
Ella lo sigue hasta su puerta, tratando de ignorar su propia ansiedad creciente. Ha sido bastante fácil pensar en ello como una tarea abstracta antes de esto, pero ahora que realmente está sucediendo, se está volviendo difícil mantenerse distante. Los guardias se hacen a un lado para ellos y Timothée se detiene ante la puerta abierta. "¿Estás seguro?"
