La dama de hierro

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Atención pasajeros del vuelo con destino New York por favor presentarse en..

Hacía un tiempo considerable que Piper esperaba sentada en el aeropuerto para volver a casa. Tenía sueño, le dolían la cabeza y el cuerpo como si hubiera estado haciendo ejercicio. Necesitaba dormir, de modo que cuando escuchó el anuncio por el alto parlante saltó de su silla hacia aquella dirección.

Después de haber guardado su bolso de mano en el compartimiento, se ubicó cómodamente en su asiento y cerro los ojos. Lo primero que se le vino a la mente fue Alex. El calor de su mano y la forma delicada con la que la había tratado en aquella oportunidad que resultaba lejana, para ayudarla a calmar su ansiedad provocada por el vuelo. No lograba concebir como todo se había ido al carajo en tan solo unos días.

Ella esperaba otra cosa completamente diferente a como se habían dado las cosas; por un momento creyó que el viaje iba a cambiar su vida para mejor, pero lo único que logró fue esclarecer de una vez por todas que Alex no era para ella. Que la mujer de cabellos oscuros y ojos verdes tenía un destino marcado y ella no estaba incluida.

Quizás esto que había pasado era lo mejor. Piper no era feliz con el puesto que ocupaba dentro de la empresa, y renunciar sería un buen plan para dejar todo el drama atrás y comenzar de nuevo. Buscar otro empleo que le rindiera económicamente y que la dejara demostrar su potencial, y que sobretodo se adaptará a sus capacidades era lo que necesitaba. Existía una razón por la cual había pasado tantos años de su vida estudiando, ciertamente no era para pasar horas sentada en una silla de escritorio, completando planillas y haciendo café.

Quería estar en control, en el lugar de la acción, no le interesaba recibir órdenes de alguien más. Por lo que había tomado una decisión. Hablaría con recursos humanos aprovechando que Alex todavía estaría en Alemania para dejar el lugar con la frente en alto, sin arrepentimientos.

Eran casi las siete de la tarde cuando arribo en el aeropuerto. No le había avisado a nadie a la hora que llegaría por lo que no la habían ido a recibir. Tomó un taxi y en un poco más de una hora estaba en su departamento. Antes que nada le escribió un mensaje a Lorna para hacerle saber que ya estaba en casa y que la vería al otro día en la oficina. Al final, dejó todo el equipaje en el living y sin sacarse la ropa se tiró en la cama.

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Piper se volvió a Norteamérica.

Piper desapareció sin avisar... así como en el sueño.

Sin decir una palabra salió de la habitación de la morena que la miraba esperando alguna reacción de su parte. Alex se sentía desmayar con lo que se acababa de enterar sobre Piper. No sólo estaba dolida por la huida inesperada de la rubia sino también que la verdadera razón por la que estaba allí en Alemania se había escapado de sus manos sin nada que hacer. Había estado tan cerca de concretar un meta que la había impulsado por años a ocupar el lugar que ocupaba en la industria, y todo por una revista de mala fama.

La pelinegra verdaderamente se sentía mal. Se recostó en la cama, sin fuerzas y cerró los ojos, no quería llorar pero le costaba mantenerse firme ante la situación.

- ¡Vause!- escuchó su nombre del otro lado de la puerta pero no tenía ánimos para levantarse...-Vamos, ábreme Alex... se que estás ahí-... la ojimiel insistía porque vio el momento exacto en el que su socia salía del cuarto de Piper. Lo que no sabía era que la rubia ya no estaba. Al no obtener respuesta, sacó una copia de la llave que tenía en su poder y entró.

- ¡Alex qué carajo te pasa! ¿por qué no respondes?-... el humor de Nicky no era muy distinto. Lo único que la movía a la ojimiel en ese instante era la sed de venganza..-hablé con Lorna y ya se está ocupando de todo, nos volveremos a casa mañana-... sus palabras provocaron que Alex cediera ante el llanto.