12

1.4K 139 41
                                    

-Mierda-..dijo Piper sin aliento y se alejó rápidamente de Alex, tomándose el rostro entre las manos con desesperación.

Decir que estaba asustada y confundida era poco, la rubia quería salir corriendo de ese lugar y a la vez volver a arrojarse a los brazos de la mujer frente a ella para besarla hasta el cansancio; era como una mezcla de sensaciones que la dejaban al borde del colapso.

Alex, que aún permanecía parada a una pequeña distancia, no toleraba verla en ese estado de angustia, la ponía aún mas nerviosa, por lo que dio un paso hacia la ojiazul para contenerla.

-Piper, tranquilizate-.. dijo queriendo acariciarla pero su voz sonó mas dura de lo que realmente intenciono gracias a sus propios nervios que le estaban jugando una mala pasada, y la otra mujer al escucharla hablar de aquella manera rechazó su toque. Alex se arrepintió de haber siquiera abierto la boca.

-¿Cómo quieres que lo haga?- gritó la rubia utilizando el mismo tono de dureza que la pelinegra, algo que nunca antes se habría animado a hacer..-¡Dime! ¿Cómo quieres que me calme cuando me vieron besándome contigo?- perdió toda cordura, su voz se mantenía fuerte a pesar del llanto que estaba tratando de contener.

Se miraron a los ojos por un momento hasta que finalmente Piper se rindió sentandose en la silla que había en el lugar y comenzó a llorar.. -y ni me quiero imaginar lo que dirán por lo bajo-..dijo entre lágrimas, escondiendo el rostro en sus manos.

Alex la observó a cierta distancia sin saber muy bien que hacer, nunca antes había sido buena lidiando con emociones y mucho menos si se trataba de emociones ajenas, pero había algo en la forma en la que Piper lloraba que la impulsó a ser valiente por un instante y terminó acercandose a ella por completo.

-Piper, por favor, necesito que te calmes-.. habló adoptando ese tono dulce que usaba con muy pocas personas y pasando su mano por el brazo de Piper de forma afectuosa, la rubia pareció disminuir brevemente el llanto a lo que la pelinegra pudo suspirar un poco mas tranquila.

Finalmente, al notar que había logrado calmarla lo suficiente, adquirió un poco de confianza en si misma y se agachó quedando a la altura de la rubia para terminar posando una mano en su cabeza, acomodando el cabello que caía libre en su rostro..-en serio, tranquila, no pasará nada, nadie se atreverá a decir nada, te lo aseguro- habló con una leve sonrisa, atreviendose a acariciarle la mejilla. Alex quería quitarle ese temor que percibía en ella, quería que la rubia supiera que no estaba sola en eso, pero para su mala suerte las palabras causaron el efecto contrario y Piper volvió a llorar con más fuerza, arrojandose a sus brazos completamente rendida; la rubia la abrazó con tanta fuerza que casi terminan en el suelo, pero Alex las mantuvo en el lugar.

Le llevó un momento a la pelinegra asimilar lo que ocurría pero al final le correspondió el abrazo. En si, el gesto era sencillo, algo común para cualquier persona pero que Alex rara vez compartía con alguien, y poder experimentarlo con Piper se sentía diferente, como si todo estuviera bien en ese momento, que estaba donde se suponía que debía estar y con quien debía estar, era definitivamente algo nuevo y abrumador, como todo en su vida últimamente desde que la rubia había aparecido en ella.

El abrazó duro poco para gusto de la ojiverde que lo estaba disfrutando ya que se había perdido en él pero Piper la trajo a la realidad cuando se apartó de ella como si se tratara de algo caliente y con una expresión de horror en su rostro.

-Lo siento, señorita..Alex, no volverá a suceder- dijo y de inmediato se paró de la silla..-debo irme-..habló con un nudo en la garganta, estaba asustada de lo que pudiera pasar, de lo que tendría que enfrentar y no podía pensar con tranquilidad. Mientras tanto Alex la miraba confundida.

La dama de hierro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora