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Hacía tiempo que la rubia no asistía a una entrevista de trabajo. Sabía que eran momentos nada placenteros, donde la ansiedad se disparaba al máximo, pero no recordaba lo aburridas y falsas que eran. Todo el mundo mentía... desde la gente que iba para conseguir empleo, hasta la gente que ya lo tenía y debía reclutar a otras personas.

Aunque la empresa, en comparación con Vause Industries, ofrecía un mejor puesto, las condiciones laborales y el sueldo no eran mejores. La carga horaria y el salario no sobrepasaba por mucho lo que ella había percibido en el tiempo trabajando para Alex, pero si era seleccionada necesitaba tomar una decisión. La renta no se pagaría sola y los gastos tampoco, y no pensaba volver con su madre.

Mientras esperaba su turno de hablar y seguir la dinámica propuesta por Rue y su equipo, pensaba en Alex. Hacía algunos días que no se veían, específicamente desde que Nichols había salido del hospital, ya que Alex se había tomado muy en serio sus cuidados, a pesar de que Lorna se había ofrecido a hacerlo. La pelinegra no quería descuidar ni por un momento a su socia.

Flashback

-Vamos Vause, que estoy bien... necesito que me dejes a solas ya que no me dejaste quedarme con mi novia... una mujer necesita liberar estrés- habían sido las palabras de Nichols que ahuyentaba a ambas mujeres.

Fin del flashback

Se había perdido un poco en sus pensamientos cuando escuchó que la puerta de la oficina se abría y todas las presentes hacían silencio. Vio a Rue sonreír hacia el hombre mientras lo presentaba antes todas. Como si fuera necesario cuando su cara estaba en todos lados. Todas tenían tenían los ojos en el hombre mayor, y estaba segura que todas querían sacar ventaja de él.

Piper rodó los ojos, esa reunión se estaba extendiendo por demas, y hasta el momento no habían aclarado del todo qué estaban buscando. Habían pasado todo el rato hablando de lo grandiosa que era la empresa, y de la trayectoria que tenían todos allí. Pero eso a la rubia no le importaba, ya lo había escuchado todo.

-Buenos días a todas, me alegra verlas... les quería presentar a una vieja amiga, alguien que tiene mucha experiencia en el rubro y quizas les pueda decir unas palabras- comentó.

De pronto aquel perfume se coló en la habitación, embriagandola con su aroma, y no tenía que adivinar de quien se trataba, lo sabía muy bien. En su cerebro estaba gritando su nombre, pero su cuerpo estaba paralizado. Vio como todas miraban a Alex con una mezcla de deseo y de admiración. Ocurría cada vez que la pelinegra entraba en una habitación repleta de gente, no lo podía evitar. Alex no la había visto todavía, y Piper deseó más que nunca volverse invisible... como en los viejos tiempos cuando ella era recepcionista y la pelinegra la pasaba por alto. Pero no, esto no era el pasado, era más presente que nunca y sus miradas se encontraron inevitablemente.

El miedo se apoderó, y Piper no supo ver los verdaderos sentimientos de Alex. La mujer sólo le dedicó una mirada desconocida para luego salir de la habitación como si se la llevara el diablo. Por supuesto que ella quería salir corriendo tras Alex, pero algo en el fondo le impedía moverse. Vio al hombre salir tras la pelinegra y salió del shock.

-Eso fue raro- Rue estaba confundida, conocía a la pelinegra y sabía de su carácter. Nunca la había visto así... confundida. El grupo de mujeres rió ante el comentario de la mujer y Piper quería golpearlas. Tenía que salir de allí e ir tras Alex antes de que fuera tarde.

-Disculpe- alzó el tono de voz y todas las miradas se posaron en ella-¿Habrá alguna posibilidad de pasar al baño?- hizo una mueca apenada. Rue la miró con una ceja levantada.

- Cariño no nos podemos atrasar más- era el momento de Piper de levantar una ceja. Como si la mujer no se hubiera pasado más de una hora hablando de temas irrelevantes en lugar de hacer su trabajo. ¿Qué le costaba dejarla salir un momento?

La dama de hierro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora