𝐑𝐄𝐃 𝐅𝐄𝐓𝐈𝐒𝐇 || 𝐵𝐾𝐷𝐾 [Completa]

𝐎𝐧𝐞

Esta es como la "Segunda parte" de Draw me, Kacchan.

Mi propio cuerpo ya no reaccionaba y mi razón era nublada por algo más que el alcohol. 

Se siente bien, muy bien.

Mis manos se aferraban a la tela suave con la que más tarde cubriría mi existencia y  finalmente cesa, dejándome caer sin intenciones de despertar hasta el día siguiente.

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—No puedo creer que me hayan convencido chicos.

Río apenas me extienden un vaso con líquido de dos colores. Mi poca experiencia me decía que eso estaría dulce y acierto cuando doy el primer trago, pero arrugo el ceño ante el sabor amargo.

—Si no te gusta, no lo bebas.

Mis ojos van del vaso hacia Shoto y después a su hermano, Touya, quien se encuentra pidiendo un segundo doble.

—Estoy bien, gracias. 

Levanto la mano a modo de agradecimiento siguiendo mi esfuerzo por seguir, por lo menos, un vaso, un vaso.

Cierro mis puños como motivación silenciosa. Hace mucho no me divierto, creo que la última vez fue en Milán como cuatro años atrás. Es triste lo ahogado que estoy en trabajo y mi poco empeño en el ámbito personal. 

—Bebes rápido.

Salto en mi lugar teniendo a un costado a Takami - san, un veterano dentro de la empresa del entretenimiento y de quien sospecho seriamente que está metido en páginas ilegales haciendo cosas... ilegales.

—Ni cuenta me di. —Sonrío nervioso al sentir su barbilla sobre mi hombro. —Pediré más.

Elevo la mano, quitando su mandíbula con un golpe y en seguida buscando su perdón por mi brusquedad. Cuando me pongo nervioso, me vuelvo algo violento y torpe en mis acciones, es un mal que no ha cambiado en nada.

—Dame dos dobles y con cereza.

Mis ojos se abren negando por el ofrecimiento del mayor teñido e intento alejarme, pero ahora la atención de Touya - san está sobre mí. Incluso cuando sigue bebiendo, su mirada afilada permanece sobre mi espalda.

—¡Disculpen!, tengo que ir al baño.

Me incorporo de golpe, huyendo de ambos.

—Ya lo asustaste, muerto en vida.

—Stripper barato.

—¡¿Ah?!

Cubro mis oídos caminando hacia donde estaba el logo del baño y me adentro, cerrando la puerta con seguro para evitar molestias o acoso por algún borracho.

Me pongo en cuclillas escondiendo mi rostro sobre mis rodillas entrecerrando los ojos mientras mis manos se entierran en mi propio cabello y lo jalan.

—¡A-Ah!

—¡Ouch!, — susurro cuando golpeo mi propia cabeza contra la pared, —¿qué fue eso?

Por curiosidad, bajo la cabeza hasta casi rozar el piso y vuelvo a mi posición inicial al ver presencias en un mismo baño ¡de hombres!