Noche ligera

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 Zhou zishu y Wen kexing jamás habían pensado que podrían tener a una niña, pero el destino era caprichoso y habían concebido a una pequeña princesa tan hermosa como sus progenitores. Todo había empezó cierto día en que A-xu despertó en mitad de la noche con el sudor frío en la frente, pensó que quizá era el clima haciendo estragos por lo que se levantó de la cama tratando de no despertar a Wen quién lo mantenía prisionero entre sus brazos. Abrió la ventana y se sentó sobre una mesa sintiendo el aire nocturno chocando contra su rostro. 

Últimamente su gusto por el alcohol había desaparecido y su apetito disminuido sintiéndose agotado, nadie sabia esto más que él pero no quería darle tantas vueltas al asunto, quizá eran secuelas de su curación. Estaba apunto de soltar un suspiro cuando el tacto de unas cálidas manos se posaron sobre las suyas. —A-xu ¿qué tienes? —en un abrir y cerrar de ojos Wen estaba frente a él, sentado en el suelo mirándole fijamente con el entrecejo fruncido. 

 —nada importante solo necesitaba tomar aire, deberías dejar de abrazarme mientras duermo o me asfixiaras.

 Wen solo sonrió mientras negaba con la cabeza, pero su sonrisa se esfumó al instante en cuanto notó la palidez y gelidez en la piel de A'xu. Sentía que algo andaba mal con él, pero este tratando de ocultarlo aparto sus manos y trató de levantarse. En cuanto puso un pie en el suelo todo empezó a darle vueltas y antes de que pudiera desplomarse, los brazos de Kexing le sostuvieron. Totalmente aterrado lo cargó hacia la cama y le cubrió con las cobijas. Pensó que una bebida caliente podría alivianarle por lo que fue hacia la cocina y le preparó un té. Chengling notando el alboroto que Wen hacia en la cocina se despertó alarmado, al enterarse de lo que pasaba corrió hacia la habitación de su zishu.

 —¿padre estas bien?

A-xu no quería preocuparle por lo que con un gesto le instó a que callara y se tranquilizara.

 —Chenglig ve a dormir, no deberías estar despierto a estas horas. 

—pero pero padr... 

 —pero nada, mañana debes seguir con tu entrenamiento. — le ordenó en un tono firme. 

 En ese momento Wen entró, por lo que de inmediato Chengling le quitó la bandeja con el té y la puso en la mesa adyacente. —tontito calmate, yo me haré cargo de A-xu. 

Antes de que le replicara que debía volver a la cama, el niño ya había servido la taza de té. Wen se la quitó de las manos para entregársela a Zishu. —A-xu bebe. —él extrañamente le obedeció, el cálido líquido logro calmarle un poco por lo que ya estaba listo para volver a la cama.

 Chengling recogió la bandeja y se ocupó de ordenar el desastre que Wen dejó en la cocina. Con el semblante más tranquilo, kexing apagó las velas y con su cuerpo trató de calentar aún más el cuerpo de su A-xu abrazándole, al final conciliaron el sueño.  A-xu pensó que su mala salud había mejorado, el apetito le había vuelto, pero el doble. Wen había aumentado su ración de comida sintiéndose feliz de ver a su esposo vigoroso y hambriento hasta que cierto día llegaron las náuseas y no pudo quedarse de brazos cruzados. Le escribió una carta a Lord séptimo y al gran chamán a escondidas de A-xu quien pensaba que no era necesario, que solo eran malestares pasajeros.

 Los dos hombres llegaron en un par de días con la escusa de solo andar de visita, A-xu presentía que su llegada se debía a Wen por lo que le fulminó con la mirada, pero él hizo como si nada pasara. Para hacer más creíble su mentira, mientras charlaban, de forma casual Wen les comento la situación de A-xu para que así Wuxi pudiese examinarlo. El chamán revisó que todo estuviera bien en el cuerpo de A-xu y en efecto sus meridianos estaban estables, de hecho su energía vital había aumentado. —no encuentro ningún problema —dijo mirando hacia Wen, quien se calmo al escuchar su declaración. —¿entonces a que se deben sus náuseas? —Inquirió beiyuan con curiosidad.

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