Capítulo 27

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Jimin

A pesar de que mis nervios y sentidos estuvieron alerta las primeras horas de la fiesta, nada de lo que mi cabeza imaginó, ocurrió realmente. Tal vez me estaba comportando un tanto paranoico al creer que porque Jungkook, su hijo y sus amigos estuvieran en un mismo espacio, significaría que yo debía pasarlo terrible. Pues que equivocado estaba. Me sorprendí a mi mismo cuando, con el paso de las horas, me encontraba relajado, sonriendo y bailando con mis amigos, tal y como lo hubiera hecho estando Jungkook aquí o no.

Me quería felicitar a mi mismo, lentamente estaba dejando que no me afectara su presencia en el pueblo.

Aunque esa satisfacción, se nubló un poco cuando lo observé ir hacia la gran mesada donde estaban los bocadillos que yo había preparado la noche anterior. En este momento, me encontraba recargando mi espalda sobre una de las columnas del establo, en espera a la fila del baño y desde aquí podía ver perfectamente a Jungkook. Noté que las comisuras de sus labios se habían elevado un poco al ver con detalle cada una de las tartas pero, terminó por agrandar su sonrisa cuando se topó con aquellos pasteles de limón que sabía que tanto le gustaban.

Debo admitir que una parte de mi se sintió cálido al ver aquello. Y también que ese hecho, me terminó por llevar al pasado, específicamente cuando éramos unos adolescentes. A pesar de que a mi no me fascinara la combinación ácida en los dulces, a Jungkook le resultaba glorioso y fascinante, así que no dudé ni un segundo en aprender a preparar ese tipo de pasteles para consentirlo y llamar su atención...

Si, al carajo lo de felicitarme a mi mismo.

Era increíble como podía sentirme en lo alto de la cima con solo verlo, con ser consciente de lo que causaba en mi, pero luego recordaba en el punto desastroso en el que estábamos y era como caer en picada al suelo. Si, así de doloroso e irreversible.

Supongo que de todas formas, no era completamente mi culpa sentirme de esa manera. Había vívido prácticamente gran parte de mi vida aquí junto a él, cada rincón de este pueblo estaba grabado con su sonrisa, sus dulces palabras susurradas en lo alto de las montañas y los infinitos abrazos que me dio en cada pradera de hermosas flores. Por ello es que en la mayoría de mis recuerdos, era imposible no tener que relacionarlos con Jungkook estando a mi lado.

Parecía una dulce tortura que lentamente estaba acabando conmigo.

─ ¡Mucha fila, tío Tae! ¡Mucha!

La aguda voz de un pequeño niño, me saca de mis pensamientos. Volteo a verlo y al instante, identifico que es Yeongsu, el hijo de Jungkook. Se notaba inquieto en su lugar con una expresión afligida, moviendo sus manos con desesperación y apretando sus pequeñas piernas en un vano intento. Claramente, se estaba conteniendo las ganas de correr hacia la puerta del baño y hacer sus necesidades pero, una larga fila lo esperaba para poder hacer aquello.

Retiro mi mirada del pequeño para ver la cantidad de personas que se encontraban delante de mi. Para sorpresa mía, había estado tan distraído en mis pensamientos que no noté que yo sería el siguiente en pasar al baño. Sin dudarlo, volví a dirigir mis ojos a Yeongsu.

─ ¡Yeongsu! ─pronuncio, intentando llamar su atención.

El pequeño, al oírme, hace su mayor esfuerzo para levantar una de sus manitos y saludarme. Le sonrió cálidamente, mientras hago señas con mi mano para que se acerque. Él pareció confiar en mi, así que en unos segundos lo tenía frente a mi. Eso me hizo sentir un extraño sentimiento, pero uno bueno.

─ Hola, ángel Jimin ─saluda con ternura y formando un adorable puchero con sus labios.

Inclino un poco mi torso para quedar a su estatura y así poder hablar con él, como si nos estuviésemos contando un pequeño secreto.

Sweet Home 🌱 KM au [pausa/no terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora