3. Te odio, Kelly.

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Para Kara Danvers, las noches de club junto a sus amigos y hermana eran siempre iguales. Ellos ebrios hasta la médula, y ella, más sobria que nunca. El alcohol de esas bebidas no hacían efecto en ella, salvo una, un licor alienígena que su ex novio Mon-el le había regalado en su cumpleaños anterior.  Licor que juró nunca abrir, hasta esa noche.

Su amiga Nia Nal había tenido la excelente idea de hacer —la mejor previa de su vida— que incluía juegos y shots de bebidas en ellos. Kara no habia tenido mas remedio que abrir la botella de lo único que lograría embriagarla esa noche y participar. Supuso que así pasó, porque no lograba recordar nada luego de su décimo shot. 

Maldito vaso diminuto y delicioso.

Kara no sufría de resaca como los humanos, pero el dolor de cabeza que estaba sintiendo le era insoportable. Eso, y pensar qué habrá hecho esa bendita noche que no recuerda.

Solamente esperó lo mejor.

No había nadie en su departamento. Le extrañó porque su hermana siempre estaba rondando en la mañana, o a veces se quedaba a dormir con ella. Este día sería la excepción, y lo malo de eso es que tendría que desayunar por su cuenta. Aunque era muy buena en muchas cosas, la cocina no era lo suyo. Y de verdad estaba hambrienta.

Envió un mensaje a su hermana preguntandole si iba a pasar por su casa en ese dia. No obtuvo respuesta asi que supuso que estaba ocupada o aun durmiendo. Revisó su celular y vió que habian mensajes en el grupo que tenía con sus amigos, y algunas notificaciones de Twitter, pero ninguno reciente. No le dió importancia. Mala idea.

Fue a darse una ducha para refrescarse un poco y sacarse lo que quedaba de la noche anterior. Fue bastante larga a pesar de que podría haberlo hecho en menos de un segundo. Hoy necesitaba relajarse. No sabía cuánto había tomado anoche, pero sentía una enorme pesadez en su cuerpo.

Maldijo el alcohol como nunca antes.

Cuando se estaba secando el cuerpo escuchó que su celular sonó. Era un mensaje. Seguramente que era uno de Alex contestándole. Usó su super velocidad para vestirse e ir al comedor, donde había dejado su celular. Estaba en lo correcto. Era un mensaje de Alex.


Voy para tu casa. Llevo el desayuno. Tenemos que hablar.


No le agradó ese —Tenemos que hablar.—  significaba que estaba en problemas, y Kara odiaba los problemas de los cuales no recordaba. Le envió un sticker y siguió sentada en el sillón pensando en las cosas que podría haber hecho. Supuso que no eran tan graves si su hermana pasaba por su desayuno primero. Tal vez volvió a quemar la barra del bar, o el librero de Brainy, que de hecho, no fue su culpa. Nia le había apostado tres docenas de donas a que no lo podría hacer de un solo tiro.

Esa fue la primera vez que se asqueó de las donas en su vida y le costó un mes de sueldo comprarle a su amigo la saga de Twilight  firmada por su autora.

Estaba de camino al sillón para retomar el capítulo de WandaVision que había dejado por la mitad cuando Nia fue a buscarla para su —previa cuando tocaron en su puerta. Le extrañó que su hermana no haya pasado directamente, ya que ella tenía una copia de las llaves del departamento. Tal vez tenía las manos ocupadas, o se las había olvidado.

Mientras iba caminando a la puerta, su hermana volvió a tocar. Diablos que estaba apurada.

Al abrir la puerta iba a bromear, pero la broma se esfumó en el aire.

La persona que estaba frente a ella no era exactamente su hermana.


La mañana de Lena Luthor fue incluso peor que su noche.

Había quedado con tal remordimiento de haber dejado a su amiga sola en el bar que su preocupación hizo que despertara a cada rato. Realmente no se sintió tranquila hasta que la vió entrar por la puerta del departamento en la mañana. Kelly no había ido a dormir a su casa esa noche. Al parecer tenía mejores planes con la pelirroja, y no la culpó por eso, de hecho, se alegró.

Al menos su amiga si había podido pasar una buena noche.

Le pidió disculpas por haberse ido apenas su amiga cruzó la puerta de la entrada y se unieron en un abrazo. Platicaron sobre todo lo que ambas habían vivido esa noche, en el bar, y fuera de él. Sorprendentemente para Lena, a su amiga le seguía causando gracia lo que la rubia le había hecho. De paso, Kelly le contó cómo había conocido a Kara, y lo magnífica que esa chica era más allá de ir robando besos a personas mientras estaba ebria.

Se quedaron conversando hasta que a Lena, ya tranquila, la volvió a vencer el sueño.

Se despertó con un dolor tremendo en la espalda por haber dormido en el sillón, y una nota de Kelly en la mesita que tenía a su lado. Esta decía:


Tuve una emergencia en Obsidian. Necesito que me hagas un favor. Devuélvele la campera a Alex en esta dirección que me dijo que va a estar. Te la debo. Gracias.


¿Su amiga se volvía con la campera de la novia y ella tenía que devolverla? ¿Que clase de favor era ese?. Reconoció la calle, estaba cerca de la avenida principal y no valía la pena ir en coche hasta ahí. Prefirió caminar.

 Realmente la noche anterior le había jodido la cabeza.

El dia contaba con bastante viento asi que no le importo que esa campera de cuero negra fuese de la pelirroja y no de ella, se la puso y siguió caminando de la mano con sus pensamientos. El cuero la mantenía más caliente que su abrigo. Luego se compraría una así.

Al faltarle unas cuadras, frenó en un local de donas para tener algo que desayunar al volver. No había comido nada antes de salir, y el hambre que sentía estaba causándole mal humor. Más de lo que ya tenía. Compró las que vió en la vidriera. No era muy fan de lo dulce, pero en ese momento le venía bien cualquier cosa. Pagó y salió del lugar para volver a su ruta de destino: la casa de la pelirroja.

Al llegar observó que no era un edificio muy llamativo, pero al entrar vió que tenía su encanto. Se sorprendió de que viviera en un piso tan alto. Se puso algo nerviosa porque tenía algo de pánico a las alturas. De hecho, no le gustaba para nada. Cada vez que tenía que volar de un lugar a otro sufría como nunca. Intentó relajarse cuando el ascensor marcó los pocos pisos que faltaban. Al llegar, largó un suspiro y cruzó hasta la puerta que tenía el número que indicaba la nota. Recordó que aún tenía la campera puesta. Luego de sacarsela y limpiarla un poco con su mano, fue decidida a tocar la puerta de madera frente a ella.

Tres toques y nada.

No escuchaba movimiento proveniente del otro lado asi que volvió a tocar más fuerte.

Tres toques más y la puerta se abrió. 

Definitivamente no era Alex. Definitivamente no se había esperado esto.

La mismísima rubia tonta y hermosa de anoche le había abierto la puerta.

—Te odio, Kelly.—balbuceó Lena.



State Of Grace 》SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora