killing in the name of god. | banginho.

prólogo.

"que dios te bendiga."

"demos gracias a dios por otro día más."

"alabado sea dios."

christopher escuchaba esas oraciones cada día. muchos hablaban de dios, de varias maneras, todos le respetaban. chris aún no estaba seguro de si dios era bueno o no.

"que dios se apiade de ti."

¿dios es bueno?

"en el nombre de dios y nuestro señor jesucristo..."

¿realmente lo es?

"... que le corten la cabeza."

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7 de julio del 780 d.C.
distrito de dongjak-gu

- ¿qué ha sido esta vez?

- ese vagabundo ha entrado a mendigar a la iglesia.

- ¡puf! más de uno lo ha hecho ya. espero que algún día todos esos desdichados encuentren el camino del señor.

christopher escuchaba atentamente a esas dos señoras charlar desde la fachada de su pequeña tienda. hablaban de la última ejecución. vio cómo ambas se santiguaban tras la última oración de la que parecía de edad más temprana, y escupió disimuladamente.

- vaya montón de patrañas.

chris murmuró aquello con la intención de que nadie le oyera, sin ser consciente de que su padre estaba justo detrás de él. el mayor, como era de esperar, escuchó perfectamente las palabras de su hijo, y a consecuencia de lo cual le dio una colleja no muy suave en la nuca.

- ¡au! - el joven miró a su padre con el ceño fruncido.

- en vez de decir tonterías, deberías ir a confesarte. hace un mes que no vas. - aclaró el señor de cabellos algo canosos.

- paso, papá. no quiero ir a la Iglesia y que por bostezar me den latigazos.

- cuida tus modales, chico. dios te escucha, recuérdalo. - recordó el señor con un tono algo imponente.

- dios me va a comer la polla. - murmuró de nuevo el rubio, otra vez el padre lo escuchó y volvió a golpearle.

- ¡esa lengua, christopher!

- ¡¿por qué todos sois tan lameculos con el clero?! no hacen más que matar y excusarse con dios.

el adolescente bufó e inmediatamente fue a su dormitorio, ignorando las labores que tenía que hacer en ese momento. su padre negó, murmurando disculpas al señor poco antes de santiguarse.

chris permaneció en su habitación un par de horas, preparando un bolso con lo necesario para irse una tarde a donde ni su padre ni nadie pudiera reñirle. tomó una chaqueta, algo rota, pero la única que tenía, un sombrero de paja que él mismo hizo unos meses atrás, algo de ropa limpia por si se ensuciaba o se mojaba, un poco de comida, sólo un poco, ya que no quería dejar a su familia sin nada, y su amada navaja, también hecha por él mismo en la herrería de su vecino.

colgó el bolso de su hombro y salió sigilosamente por la ventana. realmente no era la primera vez que lo hacía, así que sus padres no se alarmaban demasiado, aunque temían que le ocurriese algo durante su "viaje", pero chris era fuerte y valiente, poco probable era recibir algún daño grave.

llegó a aquella zona escondida junto al río, justo donde se juntaban ambas colinas, se formaba una pequeña cueva, muy pequeña, en la colina más alta. dejó ahí sus cosas e inmediatamente se quitó la camiseta y los zapatos para ir a darse un chapuzón al río, pues con el calor no había nada mejor que eso.

amaba estar allí. amaba hacer lo que quisiera y no tener que escuchar esos típicos "dios te castigará", "irás al infierno" o "si los clérigos te ven, acabarán contigo". porque realmente el clero asesinaba en nombre de dios.

pero no era su momento. no hoy. no ahora.

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pasaron unas horas y chris ya se encontraba a la orilla del río, secándose al sol, tallando la punta de un palo para hacer una lanza con la cual cazaría algún animal después para cenar.

escuchó un ruido entre los matorrales, al otro lado del valle, pero pensó que sería una liebre o algún otro animal. pero volvió a escucharlo, el sonido se asemejaba a pasos apresurados de una persona, pisando y rompiendo ramitas y hojas del suelo. tomó la navaja y se levantó, fue a la cueva y se ocultó con cuidado en ésta, sin dejar de mirar al lugar del cual provenían los pasos.

- ¿hay alguien ahí?

aquella voz, aparentemente cansada, seca y suplicante, hizo eco en las paredes de la cueva.

- por favor, ayuda.

era una voz, ¿joven? parecía un chico de temprana edad, o quizás recién en su desarrollo, chris no estaba seguro de ello, pero decidió no mostrarse aún.

efectivamente, un chico de cabellos marrones y brillantes, que vestía ropa cara digna de un noble -aunque estaba algo sucia, a decir verdad-, se dejó caer de entre los arbustos y permaneció tirado en el suelo por unos segundos, el poco tiempo que pasó antes de que chris corriera hacia él y lo alzara en sus brazos. lo llevó hasta una zona a la orilla del río donde daba la sombra de un árbol y lo tumbó ahí.

"es natural que se haya desmayado, si va con esta ropa con el calor que hace", pensó.

retiró con cuidado la mayoría de las prendas del desconocido, dejándolo con una camisa blanca de lo que parecía ser seda, y esos pantalones blancos bastante ceñidos. tomó un pañuelo de su bolso, lo impregnó de agua del río y lo puso en su frente, también dejó caer unas gotas de agua en sus labios.

cerca de unos diez minutos después, según la cuenta inexacta de chris, el chico volvió a abrir los ojos dificultosamente. apenas vio al rubio por unos segundos, que ya estaba de pie, a la defensiva.

- ¡un ladrón!