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- hoy estaban hablando de ti en el pueblo. - comentó el mayor de los dos, fijando su mirada en las estrellas.

- ¿qué decían?

- unos señores piensan que estás muerto, y discutían con otros que pensaban que estabas secuestrado.

minho hizo una pequeña risa y giró un poco su cuerpo para ver a christopher, que estaba tumbado justo a su lado.

- bueno, tú me tienes secuestrado.

- ¿yo? Si eres tú el que me ha pedido que te proteja.

lee volvió a soltar una carcajada.

- pero si preguntan, tú me obligaste.

- ah, qué listo, el niño rico queda bien y al plebeyo lo matan por secuestro. - dijo en tono de broma.

- no dejaré que te maten.

- después de una semana dándote de la poca comida que tengo y arriesgándome a que me pillen escondiendo al hijo de un clérigo importante, lo menos que espero es seguir con vida gracias a ti.

ambos continuaron aquella charla por un rato, cada vez exageraban más la situación y eso lo hacía ver todo un poco más liviano, no querían verlo como algo serio del todo.

de un momento a otro, christopher interrumpió aquellas risas y se levantó de repente. permaneció callado unos segundos, mirando a su alrededor.

- minho, rápido, a la cueva.

el brazo del menor se vio algo adolorido debido al tirón que el otro ejerció en él para levantarlo, éste lo empujó hasta el interior de la zona, apagó el fuego y cubrió la hoguera con hojas frescas. guardó todo consigo y se ocultó junto al menor.

- ¿qué ocurre? - preguntó el moreno comenzando a preocuparse.

- he oído caballos. - aclaró bang en voz baja. - no muevas ni un músculo ni hagas ningún ruido hasta que yo te diga.

el más alto, aprovechando la abundante vegetación de la cueva, se escondió con el menor en un pequeño y apretado hoyo que luego cubrió con plantas en su completitud, ambos estaban sufriendo algunos pinchazos y arañazos de las ramas además de la incomodidad de estar tan ajustados, pero al fin y al cabo aquello podría garantizar la seguridad de ambos.

efectivamente, tal y como había predicho el rubio, los pasos de aquellos caballos se acercaron hasta llegar al lugar. se oyeron guardias hablando aquí y allá, no tardaron en confirmar que eran los mismos que buscaban al joven desaparecido.

"¡una hoguera! parece recién apagada, aquí debe haber alguien, o si no, no está muy lejos."

aquellas palabras dichas por uno de los recién llegados hicieron que los cuerpos de los dos chicos se tensaran y sus corazones se aceleraran. y quizás eso ya era difícil para el menor, porque tener a christopher sobre él de aquella manera sólo conseguía romper su sentido común en dos.

desgraciadamente, descubrieron la cueva. la investigaron de arriba a abajo, miraron en cada rincón que se avistaba, por fortuna chris pudo apañárselas para que el lugar donde estaban pareciera un simple pequeño arbusto.

cuando creían que todo estaba acabado, se escuchó un golpe en el exterior de la cueva. los dos estaban realmente asustados, ajenos a todo lo que estaba ocurriendo a pocos metros de ellos.

las posibilidades de encontrar a minho allí eran altas. al parecer, diez guardias sería dividir esas posibilidades entre diez. algunos guardias, hombres ávaros, querían que esas posibilidades fuesen sólo suyas. el cabecilla asesinó allí mismo a siete de los otros nueve que formaban su escuadrón.

"¿y si no están aquí, capitán?", cuestionó uno de los supervivientes, a lo que la respuesta del otro fue un simple "pues en otro lugar estará, pero ellos no serán quienes lo encuentren."

minho vio que cerca de la pierna de chris goteaba algún líquido, estaba demasiado oscuro para ver de qué se trataba.

una vez no se oía rastro de los guardias en movimiento, el rubio se asomó sigilosamente y confirmó que no había amenazas. no tardó mucho tiempo en ver el suelo lleno de los cuerpos sin vida de los que previamente querían acabar con la suya.

- oh, dios... - murmuró mirando aquello.

- chris, ¿puedo salir? - preguntó el menor en voz baja, aún asustado. - ¿qué ha pasado?

- espera un momento, minho. no quiero que veas esto.

el moreno se encogió en el sitio y obedeció a las palabras ajenas. mientras tanto, chris arrastró los cadáveres hasta el otro lado de la montaña y los ocultó entre los arbustos. volvió minutos después con el menor, quién estaba con su mirada fija en él una vez llegó.

- ¿estás bien? - susurró el más alto al ver la expresión incómoda en el rostro del otro. él negó inmediatamente.

- han matado a esos guardias, ¿verdad? - chris asintió de mala gana. - ¿harán lo mismo contigo y conmigo si nos encuentran?

- no lo harán, no nos van a encontrar, minho. te prometo que en cuanto cumpla los veintiuno me iré a un lugar lejano y te llevaré conmigo. allí comenzarás una vida nueva y todo estará como si nada hubiera pasado.

- ¿crees que es tan fácil?

aquellas palabras se clavaron en lo más profundo de christopher, pues en el fondo sabía que el menor tenía razón.

- no, no lo es. pero te prometo que en el nombre de dios... - el mayor se sacó una cruz de madera que llevaba colgada del cuello y la puso frente al menor. - ... salvaré tu vida y tu orgullo.

el menor no pudo evitar sonreír tontamente ante aquello, y por reflejo abrazó el cuerpo ajeno.

- si rompo mi promesa, quema esta cruz, ¿vale? - pidió el rubio justo después de colgar el accesorio del cuello del moreno. - mientras tanto, esté o no a tu lado, mi alma estará siempre protegiéndote mientras la lleves contigo.

- esto es un pacto serio, ¿cierto? - cuestionó lee sin borrar su sonrisa, mirando a los ojos ajenos.

- claro que sí.

- entonces debemos sellarlo como se hace en gwanak-gu.

- ¿cómo?

- con un apretón de manos... - el pequeño tomó la diestra del otro con la propia y entrelazó sus dedos para luego volver a mirar su rostro, acercándose unas pulgadas. - ... y un beso.

killing in the name of god. | banginho.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora