𝚃𝚛𝚎𝚜

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Narra Olivia:

—¿Y todavía no le pediste el insta?—me preguntó Cami mientras íbamos llegando a la playa. Hace unos días me había chocado con un pibe y era bastante piola, no habíamos hablado mucho pero que sé yo, me había caído bien ahre.

Camila me estaba rompiendo las bolas para que le pida el insta, así ella podía encontrar a el amigo, el que nos vendió los churros.

—Hablamos poco y nada, Camila.—la miré rodando los ojos, y ella me miró como diciendo "¿y...?"—. No le puedo pedir el insta.—expliqué pasando por el puentecito de madera con bastante arena.

—Faaa dale Oli, así puedo encontrar al amigo.—me suplicó juntando las manos de manera suplicante.

—¿Y por qué no vas, le hablas al pibe, le pedis el insta y volves?—pregunté sacándome las sandalias para caminar mejor por la arena.

Me miró con una cara pícara.

—Mira, yo quiero el insta del morocho, y vos queres el insta del... que tiene el pelo platinado, asi que..—

—Yo no quiero el insta del..—

—Callate, dejame terminar.—me interrumpió poniendo una mano al frente de mi cara—. Una de nosotras se tiene que arriesgar y pedir uno, porque al otro lo podemos encontrar fácilmente por el insta que pidamos...—yo solamente la miraba, ella quería a toda costa el instagram del morocho.

—Camila, Camila.—la llamé para que pare de hablar sobre su "plan" ya que la que tenía que ir, como siempre, era yo.

—...Vos que sos más cercana al amigo, vas le pedís el insta y volves.

—Cami, no hablamos de literalmente nada con el pibe ese, ¿que ves de "cercano"?

Suspiró.

—No son cercanos, pero hablaron varias veces. Yo por ejemplo, no puedo ir a pedirle el insta porque nunca hablé con él, solamente me vendió churros.

Reí y negué mirando para abajo.

—Porfa.—me suplicó de nuevo para que le diga que si.

La verdad, me daba paja y un toque de vergüenza ir, no era la primera vez que pedía un insta pero no me gustaba pedirlos, me gustaba que ellos me los pidan.

El que quiere celeste que le cueste.

—Después veo.—le resté importancia haciendo un ademán, y buscando donde mierda ubicarnos.

Camila soltó un suspiro y asintió con una sonrisa de lado, aunque ella no me lo dijera, sabía que estaba gritando por dentro al no escuchar un "no" de mi parte.

Seguimos viendo donde nos podíamos ubicar y cuando encontramos, tiramos todo a la arena, cansadas de traer un montón de porquerías que ni íbamos a usar. Pusimos nuestras toallas en el piso y las estiramos para poder sentarnos.

Pasaron más o menos dos horas y el sol estaba un poco más fuerte, Cami se estaba poniendo como cinco capas de protector solar, y yo escuchaba sus quejas mientras boludeaba con Kobu, mi perro.

—Fuaa alto sol.—se quejó la castaña poniendo una mano encima de sus ojos para que él sol no pegue.

—Yo te dije que traigamos la sombrilla y no quisiste.—rodé los ojos bajando muy anteojos de sol.

—¿Y vos por qué me haces caso?

—Porque te pones re histérica, encima sos terrible boluda porque la que sufre del calor sos vos acá.

Eѕтe Verαɴo // Seveɴ KαyɴeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora