★ 𝙿𝚊𝚛𝚝𝚎 𝙳𝚘𝚜 ★

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— Despacio Mauro, no te vayas a caer. — Paulo le decía con insistencia al ojiverde, mientras lo sostenía de la cintura para que pudiera caminar, seguidos muy de cerca por Tiago. Quien parecía estar demasiado ansioso con que Monzón volviera a su casa después de haber pasado cuatro días internado en el hospital.

— Yo puedo solo, así que déjame. — Mauro indicó en voz baja, queriendo que el contrario lo soltará, pero su cuerpo no era tan fuerte como su destruido orgullo como para soltarse y seguir por su propia cuenta. — Ustedes me hacen sentir mal. — se quejó amargamente, no sintiendo mayor deseo para seguir con vida, aunque su cachorro parecía darle la fuerza como para continuar.

— Solo nos preocupamos por tu bienestar, eso es todo y nosotros no tenemos malas intenciones con vos Mauro. — el morocho responde de inmediato, más que dolido por ver así de mal al mayor.

— Es que no puedo más. — Monzón informa, siendo sostenido en esta ocasión por Pacheco, ya que Londra tuvo que desocuparse para poder abrir la puerta. — Ya no quiero seguir si Matías no está con nosotros. — indica, tocándose inconscientemente el vientre. — Quizás si se entera sobre lo del cachorro, reconsidere las cosas un poco y quiera regresar. — murmura, negándose a aceptar que no podía hacer nada más para arreglar lo que nunca fue con Spallatti.

— Mauro, como los amigos que somos, te pido de favor que no vuelvas a nombrar a ese hijo de puta. — Paulo gruñe después de escuchar hablar al ojiverde, quien terminó buscando rápidamente el cuerpo del Alfa menor para sentirse seguro de aquel reproche que había recibido.

— Che, déjalo. — Tiago le demandó al rubio, quien solo puso los ojos en blanco al escucharlo. — No es su culpa que piense en él. — comenta con toda la razón del mundo, para disgusto del cordobés.

— Entiendo que pueda ser así, pero sinceramente ya no soporto escucharlo hablar acerca de ese pelotudo, como si él fuera volver. — Londra responde, dejando pasar a los contrarios, quienes no tardaron en dirigirse a la sala, para que Mauro pudiera descansar un poco.

— ¿Y si le llamo? — este inquirió, pensando firmemente que las cosas se solucionarían al hablar.

— No. — fue la dura y seca respuesta de parte de Paulo, quien se sentía mal al actuar como el malo de la película, pero no podía dejar que Monzón siguiera sufriendo más de la cuenta.

— Por favor, déjenme hablar con él. — el Omega pide ya desesperado, observando a los contrarios con una mirada sumamente suplicante.

— Pero te va a lastimar Mauro, por favor ya no insistas más. — Tiago le dice de buena manera, pero al parecer Monzón no estaba dispuesto a dejar pasar tan fácilmente esa posibilidad.

— ¡Dejen que le hable!¡Dejen que le hable! ¡Solo será por unos minutos! ¡Se los prometo! ¡Se los prometo! — el ojiverde chilló demasiado alterado, algo que definitivamente no podía hacer si no quería regresar al hospital en menos de lo que cantaba un gallo.

— Está bien, está bien. — Paulo acepta lleno de miedo y nerviosismo por lo que fuera a pasar si seguía así. — Pero va hacer tu problema si ese pelotudo te lastima de nuevo a vos y al cachorro. — anuncia, pasándole su celular al Omega, quien no lo dudó dos veces para marcarle a Matías, teniendo la dura mirada de Pacheco encima, el cual presiente que nada bueno va a resultar de esto.

El timbre de la llamada suena un par de veces y los minutos parecen ser más que agobiantes.

Uno, dos, tres, cuatro, cinco.

Y nadie contestó, a lo que Mauro quiso intentar una vez más, no perdiendo la fe y la esperanza de que la horrible pesadilla que estaba viviendo estaba a punto de acabar.

|| 𝙏𝙚 𝙣𝙚𝙘𝙚𝙨𝙞𝙩𝙤 :  𝕵𝖎𝖆𝖌𝖑𝖎𝖙 : FINALIZADA  || ✅✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora