Secreto »Muke

Capítulo 7

Amado Luke:

Escribo esta carta con mi corazón lleno de orgullo, admiración y amor hacia tu persona, pues no sabes lo valioso que eres y quizás sí alguien te lo recuerda con el amor que lo hago, puedas comprender lo importante que eres. Hoy terminas quizás uno de los períodos más importantes de tu vida, pues es la fase final que te empuja a perseguir tus sueños de ser el mejor diseñador de modas que el mundo entero tendrá el honor de conocer. Acabas la universidad, tu tiempo disfrutando de aprender cosas nuevas, de perfeccionar tus técnicas y que tu creatividad volara más que nunca antes, diseñando vestidos, trajes, pantalones, camisetas y un montón de prendas que tienen tu esencia, que tienen tu mente y tu corazón.

Esta carta te la entregaré luego de verte sobre el escenario recibiendo tu diploma, luego que el decano de este lugar pronuncie el nombre del amor de mi vida y te vea subir con sus rizos dorados, vestido con alguna creación tuya, con sus dedos llenos de anillos y con una gran sonrisa en tu rostro porque es el comienzo.

Gracias, solo me queda agradecerte por permitirme estar en tu vida, por permitirme amarte y verte crecer a lo largo de todos estos años que hemos compartido juntos, que hemos reído y llorado, que hemos discutido y hecho el amor infinitas veces. Gracias por aceptarme, por amarme y por quererme, porque Luke, tu me amas y me quieres de una forma tan única que espero que jamás antes en la historia de la humanidad, dos amantes como nosotros hayan sentido esta clase de amor, vínculo y apoyo que tenemos el uno por el otro. Amo verte cada despertar a mi lado, ver como amas cocinar rollos de canela mientras yo te preparo un café de tu preferencia, mientras ambos charlamos de nuestros planes diarios, de nuestras ideas y sueños más locos. Amo que cada día sea diferente al otro, que siempre tengas algo que compartir conmigo y que yo siempre tenga algo que hablar contigo, porque sé que me escucharás y si es necesario me aconsejarás o me brindarás tus brazos para llorar entre ellos mientras me susurras cuanto me amas y que todo estará bien, como también sé que cualquier idea que se me ocurra, tú estarás ahí para apoyarme y entregarme quizás el valor que no tengo para volver realidad algún sueño descabellado.

Como sabes, odio la escuela, odio la universidad, odio los estudios porque estos no te preparan para la vida como debiese ser, sin embargo, uno de los lugares que más odié fue el que me entregó el mejor regalo que he tenido en esta vida: conocerte. A veces pienso y me pregunto si mi destino sabía que mi desinterés y mis atrasos escolares, eran solamente para conocerte, para quererte, amarte, desearte, protegerte, cuidarte y lo más importante, hacerte feliz.

Luke, te amo con cada parte de mi y lo haré por siempre, hasta la eternidad. No importa si en algún minuto te aburres de mi y te marches de mi lado, siempre te amaré y es algo que mi cuerpo, mi alma y mi corazón me gritan cada mañana cuando me despierto  a tu lado.

Estoy orgulloso de ti.

Te ama, con su cuerpo, alma y corazón, de aquí hasta la eternidad.

Michael.

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Luke suspiró y cerró aquella carta con cuidado. Habían pasado años, pero la leía cada noche, aún llorando como la primera vez que la leyó por las dulces palabras de Michael y la transparencia con la cuál expresó sus sentimientos. Lo amado que se sentía, lo seguro y feliz que se sentía estar entre sus brazos.

Años más tarde, aquella carta estaba manchada de lágrimas y los dobleces del papel estaban marcados, incluso habían ciertos pedazos de cinta adhesiva para evitar que se rompiera. A veces Luke tocaba con la yema de sus dedos la letra de Michael, inclinada hacia la derecha que había escrito con tinta negra, eso de una forma inexplicable, le producía un calor en su pecho y una tranquilidad inmensa.

Guardó el maltratado papel en su mesita de noche, junto a los recuerdos con Michael. Apagó  la luz, se acurrucó entre las sábanas y cerró sus ojos con fuerza, intentando disipar el resto de lágrimas de ellos. Contó hasta 10, y al volver abrirlos, Michael estaba a su lado, haciendo muecas mientras jugaba con una de sus consolas.

—Stella mañana me invitó a una salida con colegas, quería ir para que no crean que los evito. No sé si te parece o te sentirás un poco solo...—susurró Luke somnoliento. Vio como Michael pausó el juego y ahora toda su atención estaba en él.

—Pero, ¿almorzaremos juntos? —consultó Michael y Luke asintió, refregando sus ojos.

—Sí, almorzaremos juntos. Terminaré mi trabajo, volveré a cambiarme y me iré. No creo llegar después de media noche. No me gusta estar en la calle tan tarde, menos un viernes cuando hay tantos irresponsables al volante que pueden provocar accidentes.

—¿Sabes que no eres un imán de accidentes, cierto? —bromeó Michael, viendo como Luke rodaba los ojos frustrado.

—Lo sé Michael, pero eso no quita que hay irresponsables al volante que pueden atropellarme o algo por el estilo —terminó de explicar el rubio.— ¿No te sentirás solo si voy?

Michael bufó y volvió su mirada a la consola: —Por supuesto que no. Está bien que salgas con tus amigos, eso no quiere decir que me hagas a un lado ni nada por el estilo. Recuerda que estaré aquí hasta que me necesites.

Luke sonrió y asintió, acurrucándose ahora a un costado de Michael, abrazando su torso.

—Siempre te necesitaré. Buenas noches, amor.

—Buenas noches, corazón.

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