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AUBREY

7:38 pm

Después de ese encuentro desafortunado con Basil, me fui directamente a casa, subí las escaleras y me tire en mi suave cama, me quedé mirando el sucio techo de la habitación.

¿Estuvo bien que haya ido a casa de basil?

¿O fue simplemente uno más de mis errores?

No tenía la intención de que se comportará de esa forma, su cara asustada, las ojeras en sus ojos, el miedo acentuado en su forma. Las formas extrañas alrededor de el. Todo es demasiado.

Basta de pensar, necesito ir a ver a alguien, alguien que me escuche sin decirme una palabra.

Me puse una chaqueta que tenía en mi clóset, pertenecía a mari, recuerdo que ese día me la prestó porque hacia mucho frío, me la deje en mi habitación y ella no me la pidió más, así que la guarde con cariño.

Me encamine hacia la iglesia, abri la puerta lentamente, unas pocas personas estaban sentadas rezando y otras conversando entre ellas. Pase por el pasillo lo más silencioso que pude y abri la puerta para ir al cementerio. La vista de las lápidas hizo que mi visión se borrará por un momento pero cerré los ojos y con paso firme me encamine a la tumba con unas flores hermosas.

"Mari"

Me acerque a su tumba y me senté a su lado, acaricie la lápida con ternura como si todavía pudiera sentir la suavidad de su cabello negro y largo.

"Hola mari"- fue mi primera palabra- " lo siento por no haber venido estos días, han pasado tantas cosas"

Segui hablando sin pensarlo, solo dejando que mi mente sacará todo lo que tenía encima.

"Se que no tengo el derecho de visitar tu tumba, se que no tengo derecho ni siquiera de recordarte, soy un monstruo mari, pero no puedo evitar extrañarte, anhelar que estés aquí, que me des esas palabras de aliento que solo tu podias"

"Mari, yo lo sie-" antes de que pudiera terminar unas pisadas me alertaron de que alguien venía, una mata de pelo púrpura y unos ojos verdes molestos me miraban desde arriba.

Aubrey...

Hace 4 años que no la veia, había cambiado mucho, ya no era esa niña tierna y dulce que conocía, ahora un semblante serio estaba en su rostro, lo que la hacia parecer ruda, combinado con su atuendo, parecía una rebelde.

"Luna"- dijo " tanto tiempo, ¿verdad?"

Necesitaba irme, no puedo verlos a la cara, no después de lo que hice, me levante directa a irme hacia la salida, pero una mano en mi hombro detuvo mi andar.

"¿No me vas a decir nada?" -dijo con un tono molesto pero pude notar un indicio de tristeza- "¿tan rápido nos has olvidado?"

Perdón....

"Lo siento Aubrey"-mi voz sonó débilmente, que si no estuviéramos en un lugar de silencio no se hubiera escuchado, me solté del agarre de Aubrey y corrí hacia la iglesia.

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Conocí a basil cuando tuve 8 años, unos niños lo estaban molestando así que me acerque, agarre unas piedras y se las tire a los matones, estos se vieron sorprendidos, pero después de ver que no me iba a detener huyeron no sin antes advertirme que iba a pagar.

Me acerque al chico pequeño y Rubio tendido en el suelo y le ofreci una mano para que se levantara. Este me miro con un brillo en sus ojos que no pude entender y con su mano temblorosa tomó la mía.

"G-gracias"- me dijo con una pequeña sonrisa.

"De nada, ¿estas bien verdad? ¿No te hicieron mucho daño? "- examine su cuerpo en busca de alguna herida, este con un pequeño sonrojo me dijo que no.

"¿Porque te estaban molestando en primer lugar? -pregunte.

El chico me miro con una expresión nerviosa.

"B-bueno, vengo aquí a ver las flores, me encanta verlas florecer y ellos se me acercaron y me dijeron que era una niña por gustarme flores... Y.. Empezaron a golpearme"

"¿Que? Eso es ridículo! No te pueden molestar por tus gustos, además no tiene nada de malo que a un chico le gusten las flores"-dije con enojo, ¿como se atreven a golpear a alguien por eso?

"La verdad, ya no importa, me salvaste, gracias... Eh.. ¿Cual es tu nombre?"- me pregunto el Rubio.

"Me llamó Luna, gusto en conocerte!"- le di una gran sonrisa.

"Mi nombre es basil, de nuevo, gracias luna"

Y así había empezado mi amistad con el chico amante de las flores, después le presente a sunny y Mari y todos nos hicimos grandes amigos, aunque a pesar de todo, basil seguía recurriendo a mi más que a nadie, dijo que yo era su mejor amiga, y yo me sentía feliz por eso.

Basil tenía un álbum de fotos, recuerdos de nuestros momentos más felices, así que un día mientras estábamos sentados bajo la sombra de un árbol, yo leyendo un libro y Basil con su álbum de fotos, sentí un flash directo en mi cara. Basil estaba frente a mi con su camara en mano apuntando hacia mi. Tenía una gran sonrisa.

"!Basil! ¿Porque me tomas fotos así desprevenida?, ¡seguramente salgo horrible en ellas! "- tenía un puchero en los labios a lo Basil dio una suave risa.

"Me encanta tomar fotos cuando la gente está siendo natural"-dijo- "además...siempre sales hermosa ...en las fotos"

Esa parte lo dijo en un susurro para el, pero lo pude oir, sentí que mis orejas se calentaban y la sangre se iba a mis mejillas. Así que solo lo ignore y seguí con mi libro.

Aun recuerdo eso....

Con respecto a Aubrey, la conocimos cuando todos íbamos caminando y la vimos llorando en la vereda, su zapato se había perdido, así que le dimos un abrazo grande y ella en poco tiempo se convirtió en una más del Grupo, al ser mujeres, Aubrey y yo éramos confidentes y buenas amigas, ella siempre me contaba sus cosas y yo le contaba las mías, de repente nos íbamos de compras, o a comer helado, era divertido. Eso era felicidad.

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Cabizbaja volví a casa, abri la puerta y la vista de la casa sola me recibió, seguramente mi padre todavía no llega, mejor para mi.

Subí hasta mi habitación me quité la chaqueta de mari, y la puse con mucho cuidado en el armario, me tumbe en la cama y una extraña somnolencia se formó, seguramente por todos los eventos de hoy, me quité los zapatos y me hundi bajo las mantas de la cama, un rato de sueño no haría mal.

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Abri los ojos lentamente, mirando a mi alrededor me encontré con la nada solo blanco, una lámpara colgaba de arriba, un portátil en una mesa, un botiquín en una esquina y una cuerda larga colgaba del techo. Y unas fotos que podía reconocer estaban en una pared.

Me levante y me di cuenta de mi vestuario, vestía una falda larga y negra y usaba  unos zapatos grises, tenía una polera blanca, y mi pelo rojo corto y desordenado resaltaba más.

Pero lo que más me llamo la atención fue la puerta negra al frente de mi, ¿que había al otro lado?. Me levante y camine hacia ella, tome la perilla suavemente y abri la puerta lentamente, casi con miedo.

Lo que oi fue....

"¡chicos, Ruby ha llegado!"

Eh?......