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La pelirroja caminó, mientras arrastraba con fuerza un venado. Era seguida por varios cachorros, los cuales mordían de repente las orejas del animal muerto. Ella los regañaba, pero de todas maneras no entendían, eran cachorros.
Cuando llegó, vio que su pareja estaba en el agua, con sus pantalones arremangados y una lanza, intentando atrapar la mayor cantidad de peces.
—¡Hey! —gritó, llamando su atención.
El pecoso se giró, con una sonrisa. Ella enseñó el venado en el suelo. Rápidamente salió del agua, caminando hasta ella.
—Tuviste más suerte que yo —sonrió.
—Sí, bueno. Todavía no aprendes a usar un arco y una flecha así que... —comenzó. Bellamy sonrió, negando con la cabeza.
—No necesito hacerlo.
—Lo que digas —canturreó.
Subió los pequeños escalones que le separaban de la entrada de su casa. Se quitó la chaqueta, y de inmediato unos brazos la rodearon, sonrió, girándose para quedar atrapada entre los brazos de Bellamy.
—Los cachorros se van a comer el venado —contestó, pero sin querer soltarlo.
—Sasha y Royal están con ellos ahora —sonrió—. Oh, aquí vienen.
Sintieron pasos revoltosos, por lo que, se separaron para recibir a sus propias bestias. Una Lexa y un Lincoln de cuatro años corrieron hasta lanzarse a sus brazos, Lexa a los de su madre y Lincoln a los de su padre.
—Ya había pasado mucho sin sentirlos, mis niños —Skyler habló, besando las pecosas mejillas de su hija.
Para Bellamy, ver a Skyler con su niña le causaban miles de sensaciones por todo su cuerpo. Lexa tenía el cabello castaño, con unas cuantas ondas, y sus ojos celestes iguales a los de su madre era una de sus cosas favoritas junto a su pequeña nariz y sus pecas. Lincoln tenía la piel un poco más pálida, como su madre, y sus ojos iban aclarándose poco a poco.
Bellamy llevó a los niños al lago para cazar peces, con sus pequeñas lanzas, mientras Skyler cortaba y racionaba el venado. Escuchaba a Bellamy contarles sobre esas leyendas de la Antigua Roma que tanto le encantaban a él.
Para la tarde, ya tenían venado para la cena, con un par de verduras y frutas. Comieron los cuatro en familia, mientras los felinos devoraban los huesos del ciervo.
Como siempre, recostaron a ambos niños, dándoles un beso en la frente a modo de despedida. Apenas tocaron la cama, los gemelos comenzaron a roncar.
Bellamy y Skyler se sentaron en el sofá de la sala de estar, exhaustos. Bellamy abrazó a Skyler por los hombros, atrayéndola a su pecho. Ella bostezó, cerrando los ojos, disfrutando del momento en silencio.
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confirmo que a todos nos hubiese gustado que terminara así, incluyendo las que son team derek JDKDKFKFK es un guilty pleasure
