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T E M P O R A D A  5

casi cuatro años después

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casi cuatro años después...

—Qué está haciendo Skyler, Clarke?

Madi miraba cómo la pelirroja estaba cada vez más al borde de la locura. La seguía y veía recorrer el bosque buscando alguna clase de pistas, pero no hallaba nada.

Clarke suspiró, viendo cómo su amiga se volvía más y más loca con el pasar de los días. A veces la escuchaba hablar sola con un tal Castiel. Thea le había asegurado a la rubia que ese era un ex Comandante que pertenecía al mismo hogar de Shallow Valley. Y, que al parecer, Skyler estaba recibiendo instrucciones.

—¡Maldita sea, Castiel! —gritó, enfurecida, llevándose las manos a la cabeza.

—Sabes... —comenzó Derek hacia Clarke, mientras sostenía una canasta lleva de verduras y ambos miraban a la mujer confundida— Si no fuera por el hecho de que tiene a diez Comandantes en su interior, diría que está loca.

—¡Eres un excelente novio, Derek! —gritó Skyler de vuelta.

Derek, con una risa, soltó la canasta y fue hasta ella, quitando las manos de su cabeza, para llevar las suyas a sus mejillas.

—¿Qué está ocurriendo en esa cabecita tuya, eh? —murmuró con ternura.

—El Caído —susurró.

—¿El Caído? —preguntó Derek, incrédulo— Sky, esa es una leyenda.

—¡No lo es! ¡Es real! —exclamó— Tengo que llegar a ellos.

Sus ojos por un momento pasaron de celestes a verdes. El cambio no pasó desapercibido. Derek se preocupó, pero Skyler pudo ver la realidad.

Dentro de aquel bosque, había algo.

Corrió, dejando a Derek, mientras este gritaba que regresara, pero ella estaba bien concentrada en lo que tenía que hacer, hacia donde debía ir.

Corrió durante al menos unos treinta minutos. Caminó lentamente, con cuidado y en silencio. Eso fue todo hasta que sintió que lo que pisaba no era tierra, sino madera. Destapó las ramas, descubriendo una puerta. Con una sonrisa, la abrió, llevándola a una cueva oscura. Bajó las escaleras, viendo cómo ahí habían unos cuantos esqueletos, cubiertos de ramas. Caminó hasta el fondo, viendo que había una clase de escritorio cubierto de ramas, pero con equipo que ella jamás había visto.

Quitó el polvo, telarañas y tierra. Aquella tecnología no parecía para nada de ese lugar. Probablemente estaba muerto y no servía. Miró y analizó todo. En cuanto colocó su mano en la máquina, esta se encendió completa de azul, causando que diera un brinco por el susto. La máquina se apagó para encenderse finalmente, recibiendo interferencias de radio.

Llamando... Llamando a todos los Autobots —se escuchó.

—No puede ser —susurró.

Debemos proteger Unicron de Quintessa. Y debemos proteger la raza humana de lo que viene —se escuchó la misma voz.

Seglass ni Tonday.

Se llevó la mano a su cuello por instinto. Aquellas palabras eran las mismas que tenía tatuadas desde que tenía trece años.

¡Está vivo! ¡Optimus está aquí!

Debemos irnos de aquí, Optimus. El planeta va a morir.

¡No podemos abandonar a los humanos, Hound! ¡No podemos abandonar a Cade!

Rápidamente, tomó lo que parecía ser el comunicador. Apretó el botón, pero la línea estaba muerta. Las grabaciones anteriores se detuvieron.

—"Con tu último aliento, protege el Cetro" —recitó—. El Caído, Némesis Prime, el líder. Si estás vivo, soy el último Caballero vivo.

Aquellas palabras las recitó en el idioma alienígena que ellos solían utilizar. Se lo habían enseñado una vez que ella demostró ser lo suficiente digna para portar el talismán cybertrionano.

—Maldita sea. Quizás ni siquiera estás vivo.

Y así, desganada, volvió a su hogar. Apenas entró a la aldea Derek la interceptó, asegurándose por su bienestar.

—Estoy bien —musitó—. No fue nada.

Estaba algo decepcionada. Tenía muy vagos recuerdos de El Caído y su clan, que ahora parecían un sueño.

Para la noche, regresaron a sus hogares. Derek y Skyler estaban durmiendo tranquilamente en su hogar, cuando sintieron la tierra temblar, cosas caerse y el suelo moverse. Se despertaron de inmediato, saliendo de su habitación hacia la de sus hijos, donde sus camas estaban desechas, pero sin ellos.

—¡Lincoln! ¡Aurora! —gritó, desesperada por la casa— ¡Lexa!

Abrió la puerta de una patada, viendo que Clarke y Selina ya estaban afuera, algo somnolientas, al igual que los gemelos y Thea.

—¿Qué ocurre? —preguntó Thea.

Lincoln y Lexa estaban a unos metros, justo en el centro de la aldea, junto a Madi. Miraban hacia el cielo, esperando ver lo que había aparecido hace unos segundos atrás.

—Mami, vimos a una estrella gigante —habló Lexa, apuntando hacia el cielo.

Rápidamente, el destello que vieron en un principio apareció nuevamente, sólo que cayó a unos metros, formando un estruendo. Los niños fueron los primeros en correr, luego los adultos, asegurándose de que lo que haya caído no les haga daño a aquellos tres.

Llegaron al lugar, donde había un cráter. El polvo desapareció, dando paso a algo que jamás pensó que volvería a ver.

—No puede ser —murmuró, maravillada.

—Nos hemos vuelto a encontrar, Skyler kom Trikru —habló el mismo Caído.

—Optimus

ná que decir

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ná que decir. mE ENCANTÓOOOOO

qué les parece? ocurre o no ocurre? 🤔🤔

𝑭𝑬𝑳𝑰𝑫𝑨𝑬: 𝐸𝑋𝑇𝑅𝐴𝑆 | 𝖙𝖍𝖊 𝖍𝖚𝖓𝖉𝖗𝖊𝖉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora