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Volver a vernos.
Capítulo treinta y uno.

Llegué al departamento de Thom la mañana siguiente a primera hora.

Necesitaba terminar bien con esto. Y lo iba a hacer de la manera correcta y directa.

Parecía que Clarisa no estaba aquí, gracias a dios, no quería espectadores en este asunto. Hice mi camino hacia la antigua habitación de Thom.

Piero estaba recostado en la cama, solo unos shorts sueltos y un polo sin mangas color blanco. Y no había rastro alguno en el lugar de Theresa.

Tocó la puerta fuertemente, y Piero se despierta de golpe. Se limpia los ojos con sus manos y levanta la mirada, al encontrarse con la mía, frunce el ceño automáticamente.

—¿Qué haces aquí?—pregunta levantándose de la cama.

—Necesito hablar contigo.—le digo, directamente.

—¿No puedes esperar a que sea más tarde? He tenido una noche de…

—No necesito saber lo que haces con tu vida nocturna—me quejó, mientras el pensamiento de la chica desnuda en la azotea a su lado llega a mi mente, y me siento enferma.

—¿Qué es tan importante que quieres hablar sobre esto?—dice.

—Nosotros.

Piero se levanta de la cama, y se acerca a mí.

—¿Qué pasa con nosotros?

—He acabado con esto, Piero.

—Prometiste que no lo ibas a hacer, supongo que tus promesas están sobrevaloradas ahora, también—masculla, recogiendo la botella de agua de su tocador.

—Lo hice. Pero, ¿Cómo voy a seguir luchando por una persona que ya no existe? Porque cada vez que te veo, no entiendo como pueden ser la misma persona. Porque mi Piero, nunca me hubiera dañado de la manera en la que tú lo haces.

—Sí, yo tampoco creí que mi Bubbles, me iba a dañar de la manera que lo hizo.—responde de regreso.

—¿No lo entiendes, verdad? La razón por la que te dije que no en Nueva York, ¿no la entiendes, o si?

—No, _____________. No lo hago. No entiendo porque tuviste que malditamente, apartarme de tu lado.

—No quería ser egoísta, no quería pensar solo en mí. ¿No lo entiendes? Tú tenías sueños, yo los tenía también.

—Sí. Tú pensabas en mí, y yo pensaba en ti. El problema aquí, fue, que ninguno de los dos, pensó en nosotros.

Lagrimas ruedan por mis mejillas, y lo único que quiero es que esto acabé. No quiero sentir más este dolor. Porque soy jodidamente débil, y me va a tomar mucho peor mucho tiempo recomponerme de esto.

—Yo realmente espero que seas feliz, eres una gran persona, y esa persona sigue aquí. Le prometí a Eleonora, que iba a encontrar al antiguo Piero. Pero supongo que no soy la persona indicada para ello.

—No entiendes, que si no eres tú, no es nadie, ¿verdad?

—Oh, realmente no parece eso cuando estas follando con cualquier alma femenina en esta ciudad.—le respondo ahora yo.

—Tú lo dijiste, follar. No hacer el amor.

—¿Por lo menos le pediste de vuelta tu cadena la noche anterior? O querías deshacerte de ella lo más rápido posible, regalárselo a una zorra que tiene sexo en la azotea supongo que fue lo que más me ofendió.

—¿Qué? ¿De qué hablas?—pregunta enojado.

Entendimiento llega a su cabeza, y sus manos buscan en su cuello la cadena. Sus cejas se unen en una sola línea, y desesperación se refleja en sus ojos.

—¿¡Dónde está mi maldita cadena, __________!? ¿Dónde esta?—grita.

—Por supuesto que no se, la pediste.

—¿A quién? ¿De qué mierda hablas?

—La zorra de ante anoche, Piero. La chica con la que te acostaste en la azotea, ¿siquiera lo recuerdas?

—Estaba ebrio para el culo…yo, no recuerdo nada.—pasa sus manos por su cabello, llenó fustracion.

—Supongo que esa cadena tenía más significado para mi que para ti.

—No hables si no sabes.—me amenaza.

Viró mis ojos y cruzó mis brazos por encima de mi pecho.

—Porque consciente, no hubiera dejado a ninguna zorra usarla.

—Lástima que últimamente, paras más ebrio que consciente.—me quejó—Tú necesitas recoger el desastre que has hecho con tu vida, y recién ahí vamos a poder darnos una oportunidad. Si lo hacemos ahorita, solo va a seguir arruinándose todo.

Le di una última mirada.

Y me aparté.

Salí del departamento y me encargué de esta vez no caerme por las escaleras.

Y él en ningún momento me detuvo.

***

Falta poco para el final 🥺🥺

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