✎୭·࣭࣪̇˖❝LIKEY❞⭟

다섯

Habían pasado seis días de golpe. Jungkook poco a poco se iba acercando a Jimin como si fuera un amigo que simplemente se encontraba por casualidad y saludaba... aunque no fuera el caso.

—Jimin, ¿sí lo viste, verdad? ¡Él volteó a verme!

—Sí, sí… ustedes tal para cual —respondió Jimin, más concentrado en terminar una tarea pendiente, pero eso no quitaba que escuchara a su amigo—. Solo ten confianza, así como en los mangas que leo.

—Ni lo sueñes. Eso solo pasa en las fantasías… lo más seguro es que Namjoon me vea como a una persona cualquiera, o ni siquiera me vea.

—No te pongas triste, Jin. Yo te ayudaré —dijo Jimin, dejando a un lado su deber para darle unas palmaditas en la espalda—. Además, dijiste que ya conversaste con él.

—Sí, como dos veces hoy, pero todo lo que dijimos fue “con permiso” y “cuidado” cuando casi nos resbalamos en un pasillo donde nos encontramos.

—¡Umh! Leí en mi manga que para que sea más fácil confesarse, puedes hacerle una nota linda y decorada.

—Es anticuado y tonto pero… ok, hagámoslo.

—Jin, por favor, ¿me ayudarías a llevar estos libros a la sala de maestros? —interrumpió una profesora que se acercó con un pilar de libros.

—Jimin, haz la nota. Que diga “me gustas”, nada más. Y también ayúdame a ponerla en su mochila, por favor.

Jin se fue, y Jimin no pudo decirle que no. No era una nota para alguien especial para él, pero siendo perfeccionista, no podía dejarla a la ligera.

Dejó su tarea a un lado y comenzó a sacar hojas de colores y su juego geométrico.

—¿Jimin? ¿Estás haciendo tarea? —se acercó Jungkook, seguido de varios chicos—. ¿Ya comiste?

—¡Oh! Jungkook-hyung…

—Toma, lo compré para ti.

Jimin se quedó mirando el pay de limón un momento antes de tomarlo. Desde que había hecho amistad con Jungkook, este siempre aparecía con algo para él, casi siempre comida. Y aunque a Jimin no le molestaba, nadie había sido tan amable con él de esa manera, y menos casi todos los días.

—Gracias.

Jungkook, con el uniforme de baloncesto, lo miró un instante antes de sonreírle y despedirse.

—Me tengo que ir, nos vemos luego.

Jimin asintió, viendo cómo se alejaba con los chicos que lo seguían. Luego sacó sus plumones y comenzó a recortar papeles, formando un hermoso corazón de varios colores. Se concentró en escribir lo que su amigo le había pedido, usando una caligrafía perfecta y decoraciones alrededor de las letras.

—En mi opinión, se ve bien —dijo al revisar el resultado—. ¿Se me olvida algo? Siento que se me olvida algo…

En ese momento recibió un mensaje de Jin, diciéndole que la maestra no lo dejaba salir porque estaba en una reunión con otros profesores. Jimin le envió una foto del lindo corazón de papel, recibiendo varios halagos en respuesta.

—“Apenas la maestra me deje ir, besaré tus manos. Se me olvidó decirte que la mochila de Namjoon está en la última hilera de la tercera fila”.

Jimin sonrió tímidamente al leer el mensaje de su amigo y se levantó para ir al salón de su mayor.

Mientras tanto, Jungkook entrenaba cuando fue llamado por Namjoon.

—¿Qué pasa?

—Cambié nuestros lugares. ¿Recuerdas lo que nos dijo ese profesor la última vez?

—Sí, lo recuerdo. Está bien, no pasa nada.

Jungkook volvió a su entrenamiento, practicando su tiro de tres puntos.

Jimin estaba nervioso. Caminaba pegado a las paredes para que nadie lo notara, y parecía funcionar. Bueno, en realidad, nadie solía notar su presencia. Miró la nota, sintiendo que había algo que olvidaba.

—¿De quién te escondes? —preguntó Taehyung, agachándose para acercarse a su rostro y ver qué hacía.

—¡No! No me escondo de nadie —respondió Jimin, escondiendo rápidamente la carta.

—¿Qué pasa? ¿Alguien te molesta?

Al igual que Jungkook, Taehyung había empezado a hablarle, y Jimin aún no podía creerlo. Casi nadie —por no decir nadie— solía acercarse a él para entablar siquiera una conversación pasajera.

—No, nadie me molesta.

—Bien. Entonces ten cuidado.

Taehyung traía una cajita de chocolates que le había dado recientemente una chica. Quitó la nota que venía con ella y se la extendió a Jimin.

—¿Eh?

—Te los regalo.

—Pero… —Jimin los miró—. ¿Eso no te lo dieron a ti?

—Tengo varios —respondió, abriendo su mochila y mostrando varios chocolates y bebidas con notas tanto de chicas como de chicos—. Solo piensa que yo te los compré y ya.

Jimin se sorprendió. Taehyung tomó su mano, le puso los chocolates y se alejó sin decir nada más.

Observó cómo se alejaba, rodeado de gente que se acercaba a hablar con él. Por un instante, Jimin se olvidó de a qué había ido. Guardó los chocolates en su mochila y siguió su camino hasta llegar al aula donde debía dejar la nota.

Se asomó: no había nadie. Miró a sus espaldas, asegurándose de que nadie lo viera y pensara que iba a saquear algo. Entró y volvió a leer el mensaje de Jin.

—Última hilera de la tercera fila —murmuró.

Caminó hacia allí, pero no vio un lapicero tirado y tropezó, cayéndose con fuerza y perdiendo sus lentes.

Todo se veía borroso. Empezó a buscarlos a tientas, pero no los encontraba. De repente, se escucharon voces: parecía que venía gente.

Jungkook platicaba con Namjoon y otros compañeros. Abrieron la puerta del aula y lo vieron: Jimin buscaba algo en el suelo, con una nota en la mano. Jungkook se adelantó para ayudarlo, pero Namjoon lo tomó del hombro y les hizo señas a los demás de que no hicieran ruido.

Sin lentes, el rostro de Jimin se veía aún más bonito. Encontró sus gafas, pero antes de ponérselas, dejó la carta en la mochila de Jungkook, sin saber que era observado por todos, incluido él.

—¡Ahg! Qué difi... —Se puso los lentes, y al levantar la vista, vio a siete chicos mirándolo. Namjoon. Jungkook. Todos lo habían visto—. Ah… Yo, yo…

Lo primero que pensó fue en decir algo, pero su cuerpo reaccionó por sí solo: salió corriendo, sintiéndose totalmente apenado.

—Puso algo en tu mochila, ¿no? —preguntó Namjoon, deteniendo a Jungkook justo cuando este intentaba ir tras él—. ¿Qué es?

Jungkook fue a su mochila y sacó el papel. Todos los demás se acercaron en círculo para ver qué decía. Jungkook sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo y su corazón empezó a latir con fuerza al leer:

“Me gustas.”