Maze Runner: One shots Y preferencias +18 (En Edición)

°|16|° continuación del "6" vivir o morir

"5 segundos para que se cierren las puertas

Anny me miró y sonrió para después gritar algo que hizo que mi corazón se detuviera

—¡¡¡MINHO, TE AMO!!!—

Eso fue lo último que dijo antes de que las puertas se cerrarán enfrente de nosotros".

~Narra Minho~

Las puertas se cerraron dejando a Anny en el laberinto.

Forcejé hasta que por fin los larchos me soltaron.

Corrí

—¡ABRAN LAS PUERTAS!, ¡POR FAVOR ABRAN LAS PUERTAS— grité — NO PODEMOS DEJARLA AHÍ AFUERA!

Todos me miraban con pena

Golpee los muros con mis puños, hasta que mis nudillos sangraron.

Gally y Alby llegaron para detenerme

—Shank, cálmate— me dijo Alby

Un golpe descomunal hizo que todos retrocediéramos.
Después de eso vino lo peor.
Se escuchaba gritos tanto de bestia como humanos.

Estaba paralizado. Si esos gritos provenían de Anny... No puedo imaginar lo que está sucediendo dentro del laberinto.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por un grito, aún más terrible que los anteriores, que hizo que nos cubriéramos los oídos.
Pero a los segundo, el lugar se había quedado en silencio. Es como si todo lo que estaba sucediendo hubiera desaparecido sin dejar rastro.

Me acerqué a las puertas.
—Si esto es un sueño...por favor despiértenme —Me recargue y fui resbalándome hasta quedar sentado en el suelo.

[...]

~Narra Anny~

Las puertas se cerraron.
—Maldición— dije para mi misma.
Volteé y vi que el penitente se había detenido a 15 metros de mí. Después retrocedió unos pasos y se quedó quieto.

Parecía que estaba haciendo esto de un deporte.

Tenía que hacer algo.
No podía rendirme y dejarme asesinar

Pensé en algo rápido.
Era una locura
— Bueno, no tengo otra mejor idea

El penitente retrocedió y empezó a correr en mi dirección.
Yo me quedé quieta dándole la espalda a las inmensas puertas

13 metros
—yo puedo — 10 metros —esto es una locura— 8 metros —¡Es ahora o nunca! — empecé a correr en su dirección.

Ninguno de los dos nos deteníamos.
Cuando estaba a dos metros de mí, me resbale debajo del penitente haciendo que por el impulso y la velocidad que llevaba él, no pudiera frenar y se estrellara contra las gigantescas puertas.

El impacto fue impresionante. Tanto las puertas como el suelo temblaron.

Me levante y me incorpore. El penitente quedó inconsciente por unos segundos. Se volvió a levantar y me miró.