Día 5

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A pesar de que podía sentir sus labios calientes y húmedos contra los suyos, Carol aún no creía que estuviera sucediendo. Podía sentir su áspera barba rozando su delicada piel, pero no le importaba en absoluto, estaba disfrutando del momento. Se movía lentamente, con ternura, pero intuía que escondía una gran pasión.

Daryl sentía que el corazón estaba a punto de salirse del pecho, estaba tan desbordado por sus sentimientos y el alcohol los aumentaba aún más. Estaba besando a Carol, probando el sabor de esos labios que tantas veces había observado y anhelado en silencio. Le gustaba como sabían y ya se había enamorado de su sabor.

Jadeantes y emocionados, con lágrimas en los ojos, se separaron para recuperar el aliento. Estaban desbordados por los sentimientos que tanto la discusión como la declaración y el beso le habían transmitido.

Demasiadas emociones en un solo día.

Aún arrodillados en el suelo arenoso enfrente de la pequeña cabaña, se mantenían a corta distancia el uno del otro, observándose detenidamente lo que la luz tenue del anochecer les permitía. Las manos de Daryl reposaban en sus caderas y sus labios a escasos centímetros de los suyos estaban a punto de rozarse de nuevo. Se inclinó hacia ella y juntó su frente con la suya, cerrando los ojos y sus narices se rozaron levemente.

—¿Estoy soñando? —preguntó Daryl, mirándole a los ojos cristalinos que tan enamorado le tenían.

Carol sonríe entre lágrimas ante su pregunta, y algunas gotas suicidas resbalaron por su mejilla. Negó con la cabeza antes de hablar.

—Es real. —Murmuró Carol.

Se inclinó de nuevo hacia él en busca de otro beso que, con gusto Daryl le devolvió. Aunque empezó con ternura, el hambre y la tensión sexual hizo que se intensificara a los pocos instantes. Su lengua acarició sus tiernos labios pidiéndole permiso para entrar y cuando lo hizo, se enzarzaron en un hermoso baile sensual.

La mano de Daryl subió hasta su nuca acercándola más a él, pero la posición en la que se encontraban lo impedía, y se quejó contra sus labios con frustración.

Daryl necesitaba tocarla, besarla, acariciarla. Necesitaba más de ella.

A su derecha, el crujido de una rama romperse los separó indicándoles que algún visitante indeseado se acercaba a ellos. A pesar de la oscuridad de la noche, pudieron percibir una sombra errante entre los arbustos que se dirigía hacia ellos con decisión, cada vez a más velocidad, hambriento de carne fresca.

Se separaron rápidamente, Carol agarró su cuchillo y se acercó a paso rápido y decidido al caminante para clavárselo en el cerebro. Un reguero de sangre salpicó su cuello antes de que el cuerpo inerte cayera al suelo. Lo observó unos segundos mientras se limpiaba las gotas con la manga de su camisa antes de volver junto a Daryl.

Carol se dio cuenta de que estaba más borracho de lo que aparentaba cuando lo vio haciendo maniobras para tenerse en pie. Las casi dos botellas de vino estaban haciendo mella en él. Se acercó con curiosidad dándose cuenta de que el resto de la conversación iba a tener que esperar al día siguiente. Ella quería aclarar todas las preguntas que aún quedaban pendientes, pero iba a tener que demorarse para saber la respuesta.

Quería que él estuviera totalmente sobrio para tener esta conversación. Pero al menos estaba contenta por haber dado el paso más importante.

—Vamos dentro, aquí estamos demasiado expuestos. —Susurró la mujer tendiéndole la mano para ayudarle a que no perdiera el equilibrio de nuevo.

Su mano grande se aferró a la suya, y al fin consiguió quedarse de pie. Se miraron a los ojos por primera vez y se dedicaron una tierna sonrisa. Daryl no pudo contenerse y la abrazó, escondiendo su cara en el hueco de su cuello. Estaba demasiado abrumado y el alcohol no ayudaba a frenar los sentimientos que le invadían, todo lo contrario, los potenciaba.

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⏰ Última actualización: Oct 10, 2021 ⏰

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New Mexico (Caryl fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora