𝟎𝟎. 𝐓𝐇𝐄 𝐄𝐍𝐃 𝐎𝐅 𝐀𝐋𝐋 𝐄𝐍𝐃𝐈𝐍𝐆𝐒

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(PRÓLOGO: EL FIN DE TODOS LOS FINALES)

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(PRÓLOGO: EL FIN DE TODOS LOS FINALES)

PORTLAND, OREGON [1908] 

¿QUÉ HARÍAS POR LA PERSONA QUE AMAS? se lo que haría, cualquier cosa. Para el que amaba, era ilimitado lo que haría por su seguridad y su cordura. Es cierto que eso se debió a mis tendencias románticas desesperadas, pero era un concepto admirable en mi mente. El autosacrificio, por pequeño que fuera, era honorable. En mi caso, me estaba preparando para dejar atrás la única ciudad que conocí y el único lugar al que llamé hogar para comenzar una vida con un hombre que no había conocido durante tanto tiempo. Fue una locura espontánea, exactamente como él y por eso pensé que era buena idea. Todo podría salir mal, pero no. El amor conquista todo.

El amor conquista todo, pensé una vez más, necesitando volver a fijarme en el gran reloj que colgaba en la estación de tren del centro de la ciudad. El amor lo conquista todo, me recordé de nuevo,  mirando con el ceño fruncido en dirección a una pared de ladrillos mientras las manecillas del reloj avanzaban. El amor lo conquista todo, canturreé en mi mente, cerrando los ojos con fuerza y deseando que mi amado se materializara ante mi preocupada mirada. Eso no sucedió.

—¿Dónde estás Kol —murmuré en voz baja, sintiéndome bastante exasperada. Inconscientemente, mi pie se había deslizado en un ritmo contagioso mientras golpeaba el pavimento repetidamente.

En su típico tono condescendiente, había taladrado la hora de las seis de la mañana en mi mente al menos un millón de veces. Dijo que si llegaba un minuto tarde, nuestros planes se desmoronarían y, sin embargo, él fue el que no apareció. Parte de mí pensaba, o al menos esperaba, que el reloj de la ciudad era demasiado rápido. Me esforcé por engañarme a mi misma haciéndome creer que él vendría, no me quedaba esperando tanto tiempo un domingo por la mañana— con mi mejor vestido, nada menos— por un hombre que no tenía intención de huir de la ciudad junto a mi. Desafortunadamente, eso era lo que estaba sucediendo. Aquí estoy yo, esperando al hombre que me había prometido un futuro de magia, el hombre que había jurado que viajaríamos juntos por el mundo antes de comenzar una vida como pareja en algún lugar lejano. "La libertad está por delante" dijo. Sin embargo ¿Dónde está mi libertad? Ahora jamás estaría al alcance mi libertad. Me arriesgué a la ira de mis controladores padres padres por ninguna otra razón que fuera llegar al tren.

En la distancia, reconocí un tono de cabello castaño que me era familiar. Vagamente familiar, pero familiar de todos modos— ¿Kol?—  pregunte con entusiasmo al hombre, casi rebotando sobre mis tacones con felicidad. Para mi decepción, el hombre se volvió rápidamente cuando sintió mi presencia revelando a ningún otro que el hijo del panadero. Es decir, no el hombre que esperaba que fuera ni el que me importaba intensamente. Desanimada murmuré una disculpa en voz baja al chico antes de alejarme buscando a Kol. Tal vez escuché mal y nos encontraríamos en otro lugar. Eso tenía haber sido todo.

Optimista como siempre, salté hacia los escalones de piedra gris ubicadas en el centro de la estación. Levanté la falda de mi vestido azul y me senté en los escalones tarareando una alegre melodía. Todos tenían que pasar por esos escalones, sí Kol estuviera aquí, lo vería desde donde estaba.

MEMORIES ▷ KOL MIKAELSON [1] [Traducción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora