Capítulo 15

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Claire Grace

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Claire Grace

Vengo a matar a la reina.

Yo soy la reina.

Viene a matarme a mí.

Me toma unos cuantos segundos analizar aquellas palabras. Realmente ya me he enfrentado a este tipo de amenazas más veces de las que me gustaría. Que no me gusta, por cierto. Sin embargo, eso no quita que me siga asustando.

Han intentado matarme varias veces, pero eso no significa que estoy acostumbrada.

—Claire —mi esposo casi susurra advirtiéndome y sé lo que quiere que haga. Ya hemos hablado de qué hacer en este tipo de situaciones antes—. Hazlo, ahora.

Hemos encontrado millones de maneras de cómo ponerme a salvo en situaciones de riesgo. La paranoia nos sobrepasa y siempre estamos buscando nuevas maneras de cómo protegerme en caso de estar bajo amenaza y esta es una de ellas, lo decidimos luego de lo que pasó en el bosque con la señora que Eliana hechizó para cortarse la garganta.

Todavía no olvido lo terrible que fue ver la piel de su cuello abrirse y comenzar a sangrar.

Invisibile —pronuncio el hechizo en voz baja, haciéndome invisible a los ojos de ellos, es entonces cuando el chico parece asustarse demasiado.

No me muevo del lugar, buscando no alertar al joven de ninguna manera, pues el punto es que no sepa donde estoy para que no pueda atacarme. Inmediatamente desaparecí del campo visual de Eloy, él hace su camino hasta el chico.

—No, majestad —habla el moreno, dando un paso atrás. Sin poder evitarlo frunzo el ceño, confundida de si tono de voz y expresiones—. No se acerque, no quiero hacerle daño, en verdad no quiero lastimarlo ni a usted ni a su majestad, la reina.

—Estás siendo obligado —afirma mi esposo y el chico asiente. Me acerco lentamente hacia donde se encuentran, un movimiento brusco o cualquier sonido me delatará—. Bien, sólo dame la daga, nosotros vamos a ayudarte.

—No puedo, tengo que lastimar a la reina —asegura con cuidado, temiendo recibir una mala reacción del rey—, y no quiero hacerlo, pero si usted se interpone tendré que lastimarlo, fueron las órdenes.

—No me lastimarás, ¿Bien? —le garantiza Eloy, aún acercándose con cautela—. Voy a acercarme a ti, trata de pelear contra el hechizo. Y tranquilo, si me clavas la daga estaré bien, pero a ella no le hagas daño, por favor.

Justo como hace meses, pude escuchar el temblor en la voz de el hombre que amo al pedirle a alguien que no me lastime. Ni siquiera se preocupa por lo que pueda pasarle a él si le clavan la daga en un lugar que realmente lo puede herir, su primer pensamiento soy yo, por sobre cualquier cosa, para él yo voy primero.

Quisiera detenerme en este momento y besarlo, decirle lo mucho que lo amo e intentar demostrárselo de alguna otra manera que realmente pueda reflejar lo realmente grande que es el sentimiento, pero no puedo parar el tiempo y tampoco ponerme en peligro.

La Guerra {Elementales II}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora