24 de diciembre

5 a.m
Busan, Corea

El sonido del despertador resonó por toda la habitación a las 5 en punto de la mañana, justo en el momento en el que los rayos de sol comenzaban a asomarse entre los pequeños huecos que quedaban entre la persiana y la ventana del chico que ahora maldecía por el comienzo de un nuevo y estresante día

-Mierda...

Con lentitud, extendió su brazo hacia la mesilla donde reposaba el despertador para apagarlo y así poder continuar con su sueño

Pero, fue en vano ya que tras unos minutos, el que sonó fue el teléfono del chico

-Y dale, ¡que quiero dormi- dijo enfadado volviendo a levantar la cabeza de la almohada y alcanzando su teléfono que se encontraba al lado de su tan odiado despertador de color verde- ostia, Heeseung..

Al ver que se trataba de su compañero de trabajo- y también mejor amigo- cogió la llamada y tan solo pronunció un "qué quieres?"

-Jay, levanta y sal pitando por la puerta de tu guarida o como quieras llamarlo

-Se llama casa, idiota

-Ese basurero no puede considerarse una casa

-Aish.. cállate. ¿Qué te pasa? ¿Por qué tanta prisa?

Heeseung se quedó en silencio por un momento para provocar curiosidad en Jay, que a estas alturas ya estaba pensando en colgar la llamada para poder volver a dormir

-Coge una bolsa de basura o lo que tengas por ahí y trae cosas útiles, nos vamos a hacer un turno a Indonesia

-¿Qué coñ-

-Lo sé, lo sé- dijo Heeseung cortándole, pues conocía perfectamente lo mucho que Jay odiaba los planes espontáneos. Y tiene gracia que un bombero disponible prácticamente las 24 horas del día por si ocurre cualquier incidente, odie tener que prepararse de improvisto para viajes como ese. Pero efectivamente, así era Park Jay

-¿Cuándo van a entender que a parte del trabajo también tenemos nuestras vidas?

-No lo sé pero a mí me acaban de arruinar mis vacaciones de Navidad con mi familia

-Joder.. ¿y a dónde iremos exactamente?

-A Sumatra. Aún encima nos llevan a una isla tropical de esas de las películas de vacaciones veraniegas en familia

-Lo que me faltaba- dijo Jay mientras se levantaba de la cama y maldecía el momento de su vida en el que había decidido escoger aquel trabajo- siempre me llamas para darme malas noticias

-¿Y a mí qué me cuentas? Yo a estas alturas ya debería estar cogiendo mi avión a las Bahamas con mis padres y mi hermano. Y en lugar de eso te estoy avisando de que en menos de dos horas tienes que estar listo en la puerta de tu casa si no quieres que el estúpido de nuestro jefe te acabe despidiendo

-De acuerdo.. pues eso, el día que me llames para decirme algo normal te juro que montaré una fiesta

-Me parece perfecto pero ahora deja de enrollarte y levántate, que sé perfectamente que sigues estando tumbado

-Ni que fueses mi padre.. en fin, gracias por avisarme tío. En un rato lamentablemente veré tu horrible cara en la puerta de mi CASA

-Gracias por el cumplido- dijo Heeseung riendo sarcástico y provocando que Jay también riese- Acuérdate del pasaporte y de la documentación eh, que no quiero que quedes como un idiota delante del jefe otra vez

-Vaaale.. nos vemos luego

-Adiós bro

Tras colgar la llamada, Jay se levantó desganado de su cama y abrió el armario empotrado que se encontraba justo en frente para sacar de él una gran montaña de ropa perfectamente doblada. Entonces, preparó también algunos objetos de aseo y no se demoró en dejar preparada la bolsa de viaje para cuando Heeseung llegase a recogerlo

A estas alturas, el de origen estadounidense ya se había acostumbrado a una vida solitaria y monótona que por una parte le aburría y por otra se atrevería a decir que le gustaba. Pues de esa forma no tenía que soportar las exigencias y expectativas que sus padres tenían en él

Y a pesar de ya llevar varios años viviendo así, debía reconocer que de vez en cuando sentía ganas de gritarle cuatro barbaridades a su jefe y ser libre de aquella tortura llamada trabajar a jornada completa

Suerte que compañeros como Heeseung le alegraban las desesperantes horas de trabajo que tenía que cumplir a diario

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-¡Traidor! ¡Dijiste que si yo me teñía el pelo de azul tú te lo teñirías de rubio!

-¡Yeonjun cállate joder, no ves que la gente normal está de vacaciones y a estas horas lo único que se hace es dormir!?

Jay cerró enfadado la puerta de su casa debido a los gritos de su compañero, que junto a Heeseung, lo esperaba en el coche en el que irían al aeropuerto para partir rumbo a la isla

-Quien sabe si estarán haciendo otras cosas.. qué inocente me saliste, bro

-Callaros los dos de una vez que tenemos que irnos ya. Jay, sube

El nombrado siguió la orden de Heeseung y se sentó en la parte trasera del vehículo. La delantera se encontraba ocupada por Heeseung que conducía y por Yeonjun, que se giró en su asiento para poder hablar con Jay

-A ver, ¿a qué hora volviste ayer del bar?- dijo el peliazul

-¿Y a tí que más te da? Seguro que llegué antes que tú- respondió Jay con ese tono burlesco tan característico que utilizaba al hablar con sus amigos

-Ni siquiera volví a casa, si te soy sincero

-Y esta es una de las muchas razones por las que detesto ir a trabajar- dijo Heeseung sin apartar la vista de la carretera

-¿Verdad? Con lo divertido que es salir todas las noches por ahí...- dijo Yeonjun volviendo a acomodarse en su asiento y abultando los labios tiernamente

-No me refería a eso, idiota

-Vamos Heeseung- dijo Yeonjun risueño y acercándose al nombrado, que hacía caso omiso- sé que en el fondo no sabrías qué hacer sin nosotros en el trabajo

-En fin.. no voy a responderte a eso. Jay, no tienes que preocuparte por pagar la estancia en el hotel, el jefe dijo que nos cubren todos esos gastos

Jay suspiró aliviado. Aquel mes no estaba siendo muy bueno para él económicamente y se negaba en rotundo a pedirle ayuda a sus padres. Él no tenía intenciones de volver a relacionarse con aquellas personas en lo que le quedaba de vida, y nada, incluyendo sus problemas económicos, haría que tuviese que recurrir a llamarlos para que lo ayudasen

-Menos mal, este mes estoy en la ruina

-Ja, como siempre. Oye tío, acelera que a este paso Seungwoo se va sin nosotros- dijo Yeonjun quejándose provocando que los otros dos chicos lo mirasen enfadados

-Tienes suerte de que aún no te haya hechado de mi coche...

Tras aquel comentario de Heeseung, transcurrieron varios minutos más hasta que llegaron al aeropuerto. Allí los esperaban el resto de compañeros y su estricto jefe, al que saludaron al unísono

-Buenos días, señor Han

-Buenos días. Podeis dejar allí el equipaje y ahora debeis esperar hasta la hora de partida del vuelo

Waves ⧛ JaywonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora