"Ha sido divertido." -Dijo éste mientras se reía.-
"¿Sabes algo?" -Dije.-
"Dime." -Dijo Meliodas mirándome a los ojos.-
"Me has recordado a un ser querido." -Le dije.-
Meliodas mira al suelo y dice "Siempre está bien recordar a alguien que quieres." -Me dijo mirando al suelo.-
Al llegar a la taberna
"Habéis tardado, mucho, ¿qué os ha pasado?" -Pregunta King.-
"Nos hemos encontrado con unas setas agresivas pero ya estamos casi todos bien." -Dijo Ferox.-
"Yo tengo el casi en mis brazos que pesa un huevo." -Dijo Ban entrando con Kuno en brazos.-
"A tomar por culo." -Dijo Ban cuando lo soltaba en una silla.-
"Ban, te dije antes que tenías que ser más cuidadoso." -Dijo Meliodas.-
"Ya empiezo mañana, estoy muy cansado, me voy a dormir... Y no habléis alto." -Dijo Ban mientras bostezaba y entraba en una habitación que parecía ser la suya.-
"Me gustaría jugar a un juego para conocernos mejor a todos, pero no mucho tiempo porque mañana tenemos que madrugar para ir a una ciudad del Norte." -Dijo Meliodas.-
"Las instrucciones serán, Saeva, Ferox e Hikan..." -Dijo Meliodas cuando fue interrumpido por Kuno.-
"Estamos despierto." -Dijo Kuno.-
"Bueno y Kuno también, os tendréis que sentar en esta mesa, yo giraré esta botella de aquí y a quien le toque tendrá que contarnos de su pasado." -Dijo Meliodas mirando a Merlín hasta la última frase que decía.-
"Vale, me parece bien." -Dijo Hikan.-
"Gira la botella Meliodas." -Dijo King.-
"Tres... Dos... Uno... Giro la botella." -Dijo Meliodas girando la botella.-
La botella se paró en mí.
"No sé qué decir." -Dije nerviosa.-
"Tu pulso cardíaco aumenta por segundo de una manera considerable." -Dijo Gowther.-
"Todo tu pasado, lo más importante me refiero." -Dijo Meliodas.-
"Vale, cuando nací mi madre murió por causas naturales y nunca la pude ver físicamente, sólo por fotos, ella hizo un vacío en mi corazón que nunca podrá rellenarse. Después de que mi madre falleciera mi padre se encargó de mí y supo darme el cariño que mi madre nunca me pudo dar.
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Recuerdo que un día me caí por la ladera de una colina, me hice mucho daño pero mi padre estuvo ahí para socorrerme.
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También solíamos jugar mucho al béisbol y algunas veces actuabamos como si fuéramos caballeros sagrados, aunque mi padre lo era. Pero no todo era perfecto porque un día me raptaron unos bandidos, me llevaron hasta la cima de una montaña solo para que vieran como mataban a mi padre en frente de mis ojos.
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Sus lágrimas eran tan puras que no podría pensar que no se despidió de mi de buena manera. Después de que lo mataran me soltaron y fui directamente donde estaba él, ya era muy tarde, sus ojos se apagaron delante de mí. Cuando llegué al pueblo todos sabían lo que había pasado, no tenía ningún familiar restante por la tanto me quedé en casa de un vendedor de mi zona y ahora, él me trata como si fuera mi padre.
