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—Doc-tor ton-to.
Taehyun rió.
—Eres tan adorable cuando insultas con el único insulto que te sabes.
Beomgyu lo miró con el ceño fruncido.
—I-dota.
—I-dio-ta. — corrigió el pelirosa.
Beomgyu soltó un suspiro frustrado, frunció el ceño, apartando la vista de su novio.
Su cabeza comenzaba a dolerle un poco, cosa que le ponía de mal humor.
Y Taehyun lo estaba irritando.
Se suponía que estaba enojado, que tenía que notarse toda su furia, y no que le recordaran de nuevo que era adorable.
Pasaron segundos en silencio hasta que Taehyun se asomó un poco por su campo de visión.
—¿Estás bien, bebé?
Beomgyu estaba por decirle, pero se lo guardó, sabía que su novio sólo se lo diría a su madre y ella lo llevaría directo a Daegu para más hospitales y estudios y medicamentos.
No quería que eso volviera a pasar.
Por una vez quería esconder su dolor.
—Cansado. — murmuró como excusa.
Taehyun lo dejó, no quería molestar al pelirojo, y esperaron en silencio hasta que la señora Choi salió del lugar, subiéndose al auto.
En ese relativamente corto viaje de veinte minutos, Beomgyu había caído dormido sobre el hombro de Taehyun y el pelirosa sólo pudo pensar en que su bebé en serio estaba cansado.
Se despertó poco antes de llegar a su casa y miró confundido alrededor.
Sintió los suaves labios de Taehyun en su frente.
—Te pido que tomes tus medicamentos y vayas a dormir unas horas. — le dijo, Beomgyu asintió, frotando sus ojitos.
Le hizo caso al mayor, y ni siquiera tuvo fuerzas para comer algo, fue directamente a su cuarto luego de pasar la pastilla.
Beomgyu sentía sus párpados muy pesados luego de aquella siesta exprés en el auto.
Por su lado, Taehyun terminó el almuerzo y fue hacia el dormitorio, notando a Beomgyu de espalda a la puerta, todo está a apagado y apenas entraba algo de luz desde la ventana, la cerró sin hacer tanto ruido, quitándose las zapatillas y un par de prendas para estar cómodo, quedando en remera y calzoncillos.
Se metió en la cama sin más, acomodándose un poco antes de voltear a ver el tranquilo rostro de Beomgyu, con su sonrisa ya preparada.
Parpadeó varias veces y su sonrisa flaqueó al ver la oscura mancha que crecía de a poco sobre la almohada, siguiendo su rastro hasta dar con la nariz de su novio.
—¿Beomgyu?— lo llamó, el chico parecía totalmente dormido.
Se acomodó en la cama, acercó sus dedos hacia debajo de la nariz del castaño, sintiendo la sangre pegarse a sus dedos.
Su corazón se aceleró demasiado.
—Beomgyu, Beomgyu... — lo llamó, el chico no parecía reaccionar a su voz, por más que su tono había sido bastante alto, sus manos fueron hacia las mejillas del castaño, soltó un respingo al sentirlas frías. — Beomgyu, Beommie, amor. — le llamó de nuevo, cada vez más alto, moviendo su rostro.
La tranquila expresión de Beomgyu no cambió ni un milímetro, demostrando que en verdad, no había sentido nada.
Su corazón se desbocó, sintió su alma caer.
Comenzó a lanzar insultos, salió de la cama con las manos temblorosas, tomó torpemente sus pantalones y comenzó a colocárselos mientras salía de golpe hacia el pasillo, totalmente desesperado.
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