07, tenting

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ovii, tentador

ovii, tentador

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— Pobre, debió doler.— dijo el peliblanco, mirando al muchacho que se retorcía en el suelo unos metras atrás, su rostro se había tornado pálido, pero también la otra criatura se retorcía en el suelo con su cuerpo desintegrándose de manera lenta, podía escuchar los chillidos de dolor de la maldición al ver su cuerpo desvanecerse.

Gojō asintió al aire, como si entendiese ese dolor, aunque en realidad solo se estaba burlando.

Se merecía algo más fuerte.— murmuró Isaya, Makoto sintió el sudor bajando por su frente.

Algo no andaba bien.

Continuaron caminando por más tiempo hasta llegar a un tramo vacío, cerca del área de entrenamiento de la preparatoria Jujutsu.

Gojō continuaba reflexionando en su cabeza lo que había pasado en la calle.

— Una patada cargada con energía maldita en las bolas debe ser doloroso.— dijo levantando las vendas blancas de sus ojos, quería ver mejor todo, pero una repentina fuerza torrente de energía maldita le recorrió la medula espinal, e instintivamente miró a su alumna. 

Pero no se esperó lo que estaba frente suyo.

¿Quieres probar lo que se siente?— el peliblanco se sobresaltó al ver como aquellos ojos dorados lo miraba con burla, aquellos ojos que debían ser azules. Repentinamente, el blanco cabello de Makoto se comenzó a tornar más oscuro, de un gris plomo que le recordaba a los cuerpos en descomposición, un color turbio que le provocaban nauseas.— Qué bien se siente estar fuera unos instantes.— se giró en su eje y miró a todos lados, en su cuerpo habían comenzado a aparecer unas pulcras líneas en un dorado vivo, formando patrones extraños en su piel.

Mierda...— murmuró.

Isaya se giró a ver al albino, mostrando una sonrisa maliciosa con sus colmillos asomando, un ojo apareció en su frente, dos bajo el ojo derecho, y dos bajo el izquierdo.

Siete ojos de un dorado solar que si te quedabas viendo por demasiado tiempo te dejarían ciego.

Tu serás un problema, no puedo dejar esta oportunidad pasar.— dijo con repudio, pero su sonrisa solo incrementó.

Sus manos se juntaron formando de manera bizarra un corazón, el ojiazul no llegaba a comprender cómo eso era posible; sin embargo comprendió perfectamente lo que planeaba hacer cuando los ojos de la maldición se blanquearon y comenzó a recitar un canto en un extraño idioma.

— No lo harás.— dijo cruzando los dedos, la adrenalina recorría su cuerpo, y su mente divagaba en miles de pensamientos.

¿Cómo había pasado eso? 

Usuario ━━━━ Tokyo Metropolitan Magic Technical SchoolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora